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Falleció César Fioravanti, un ícono del arte plástico nacional

adiós, maestro. Transitó los caminos del grabado y la escultura con excelencia, sosteniendo un legado familiar. No paró de crear hasta sus últimos días. Vivió sus últimas décadas en Temperley. 

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Crédito: Gaby-Messina: https://gabymessina.com/

César Ariel Fioravanti, reconocido artista plástico y vecino de Temperley, falleció en las últimas horas a sus 92 años. Fue declarado ciudadano ilustre en 2019 y una sala del Teatro del Municipio de Lomas de Zamora lleva su nombre. 

"Si bien soy escultor, en realidad me dediqué al grabado. Por eso digo que soy artista plástico. La escultura la dejé un poco. Me dediqué más al grabado, porque tiene la multiplicación de la imagen. Un dibujo es eso: un dibujo. Con la escultura pasa lo mismo. En el grabado hay multiplicación de imágenes, lo cual hace que llegue a más gente", le explicaba a La Unión en una de sus últimas entrevistas.

EL ARTE, SU VIDA

Fioravanti fue docente en la Escuela de Bellas Artes y supo trabajar en el Museo de Arte Moderno, antes de instalarse definitivamente en Lomas de Zamora. Previamente, él y su esposa vivían en Capital Federal. Ella, en Once; él, en Caballito. 

"Iba todos los días a trabajar a Capital. Tomaba el tren en Temperley después de caminar 12 cuadras. Había pocos trenes. Y viajábamos en la locomotora. Cuando llovía, nos aguantábamos porque no había otra forma", recuerda. 

No es casual su pasión, ya que su tío José Fioravanti tiene una historia muy marcada por la escultura. "Mi tío, junto a un profesor que tuve, Alfredo Bigatti, hicieron el Monumento a la Bandera, en Rosario. Me acuerdo de haberlo ayudado a trabajar en esculturas. Los lobos marinos de Mar del Plata los hizo también mi tío, como así también la escultura de Roque Sáenz Peña, ubicada en Diagonal Norte y Florida (centro porteño)", revela. 

César Fioravanti cuenta, además, que su tío realizó monumentos desparramados por el Interior del país, que son desconocidos. No obstante, muy cerca hay una obra suya: el General San Martín, en la Plaza de Turdera. 

"La vida es hermosa. Hay que aprovecharla y ser lo mejor posible y dar lo mejor posible a lo demás", concluyó en aquella entrevista. 

LA DESPEDIDA

"Fue una de las personas más buenas, sabias, correctas, amable, incorruptible, sincera y desprendida que haya pasado por mi vida, y de seguro por la vida de todas las personas que lo hayan conocido", expresó Woly Fioravanti, hijo del escultor.

"Querido Maestro, infinitas gracias por tu enorme humildad y generosidad; cada obra una enseñanza, cada palabra un mimo. Gracias por dejarnos disfrutarte y quererte", escribió la artista lomense Sol Rodríguez, que se sumó a varios otros mensajes de gente que conoció al querido artista.