domingo 28 de diciembre de 2025
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Metas ganadas.

Es de Albertina, terminó el secundario de grande y ahora es profe: "Siento que rompí un techo"

Gabriela Suárez vive en Albertina y nunca imaginó tener un título hasta que terminó el secundario. Hace pocos días se recibió de profe de biología.

Sin ni siquiera proponérselo es que la vecina de Albertina, Gabriela Susana Suárez (35) obtuvo un título y logró convertirse así en la primera profesional de su familia. Hace días se recibió de profe de biología y contó como fue que a partir de terminar el secundario decidió seguir estudiando.

La vida de la flamante profe nunca fue fácil, nació en una familia numerosa: son 11 hermanos, por lo que su papá trabajó mucho toda su vida para criarlos. Gabriela quedó embarazada cuando apenas tenía 15 años y no pudo concluir sus estudios secundarios.

"Decidí terminar la secundaria de grande porque era una deuda pendiente. Realmente anhelaba estudiar. Y ser profe, la verdad, es que no lo había pensado antes porque no había espacio para eso. Nunca escuché la palabra 'universidad' en boca de mis familiares. Soy la séptima de 11 hermanos, y eso parecía algo muy lejano, algo que no era para nosotros", comenzó contando sobre una alternativa que nunca estuvo en sus planes.

Cuando conoció la oportunidad de terminar el secundario en la ONG Manos que Ayudan a Lomas donde ofrecen el programa Fines, decidió anotarse y encontró un lugar no sólo para aprender, también para recibir contención de los profes y del equipo que hacen todo lo posible para que los alumnos no bajen los brazos y sigan adelante.

"No puedo decir que soñé de chica este presente porque este sueño se fue construyendo con el tiempo, y especialmente en Manos que Ayudan porque ahí fue donde escuché por primera vez que se podía seguir estudiando, que había oportunidades y que no estaba tan lejos como creía", recalcó.

Ese paso que dio para terminar el secundario fue clave para su presente actual porque durante ese período también fue difícil estudiar para ella: "Fue en plena pandemia que me anoté en el Fines, atravesando un contexto personal muy difícil. Mientras estudiaba, acompañaba a mi papá a realizar sus tratamientos de diálisis; muchas veces me conectaba a las clases desde donde podía, sosteniendo el estudio como podía a la vez que la vida cotidiana. Poco tiempo después, mi papá falleció. Fue un golpe muy duro, pero seguir estudiando fue una forma de no caer, de seguir de pie y de honrarlo, porque sé que eso era lo que él hubiera querido para mí".

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El 22 de diciembre se recibió de profesora. Un orgullo para la familia.

El 22 de diciembre se recibió de profesora. Un orgullo para la familia.

Respecto a cómo eligió ser profesora, confesó: "La verdad es que no lo sé, cuando salió la propuesta de estudiar esta carrera estábamos en pandemia, mi excuñada se había recibido de maestra inicial y me anoté. También, me anote en la UNLA. Hice en un año dos carreras, pero decidí quedarme con el profesorado de Biología".

Lo que siempre tuvo claro es que se quería dedicarse a alguna profesión en la que pueda ayudar y educar, poder formar a otras personas le cerró enseguida por todos lados. "Siempre quise colaborar desde mi lugar y ser profe es una forma de ayudar a otros, no solo impartiendo conocimientos. La escuela es el lugar donde los chicos tienen que estar porque es ese lugar seguro que tienen en esa etapa de sus vidas", dijo.

Un título que es más que un logro para la profe de Albertina

Después de un largo camino recorrido, de muchas dudas e incertidumbres es que Gabriela continuó su formación y hoy es profesora de Biología. Estudió en el Centro de Formación de Profesores 103 ubicado en Villa Urbana, Fiorito y está muy orgullosa de ella misma.

"Este título no es solo un logro personal: es una conquista construida con otros y una prueba concreta de lo que la educación pública puede hacer cuando hay compromiso, acompañamiento y verdadera humanidad", se sinceró y agregó: "Tengo un hijo y muchos sobrinos, y mi mayor deseo es que ellos sigan estudiando. Siento profundamente que rompí un techo, y que ahora les toca a ellos animarse a soñar en grande, sabiendo que no hay límites cuando existen oportunidades reales, esfuerzo y compromiso".

Su ingreso a aquella ONG fue ese punto de partida para sentirse capaz y con la capacidad intacta para lograrlo. "Quiero agradecer de corazón al programa Fines, a Manos que Ayudan a Lomas y especialmente a Claudia, referente del espacio, por la humanidad y el acompañamiento constante. Porqué Manos no es solo una institución: es creadora de oportunidades, es el lugar donde los sueños empiezan a tomar forma", dijo.

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Cuando obtuvo su primer título: el del secundario.

Cuando obtuvo su primer título: el del secundario.

También destacó el trabajo de los profes que la formaron: "A todos los formadores de profes del Nº103, que caminan a nuestro lado, sostienen en los momentos difíciles, nos desafían y confían en nosotros incluso cuando nosotros mismos dudamos; a mis compañeros, que fueron parte esencial de este recorrido; a mi familia y a mis hermanos, que siempre estuvieron presentes y a quienes amo profundamente; y muy especialmente a mi marido, que me sostuvo, me acompañó y creyó en mí en cada paso. Sin él, este camino no hubiera sido posible", agradeció.

Sobre su futuro laboral

El 22 de diciembre último se recibió de profesora de Biología y la espera ahora enfrentarse a sus alumnos en las aulas, pero con la sinceridad que caracteriza a Gabriela detalló: "La verdad que estoy llena de miedos. Contaba que es como cuando te enseñan a caminar y te sueltan solo. Yo siento una gran responsabilidad, realmente quiero que mi paso por cada aula sea más que impartir conocimientos. Ahora me doy cuenta lo sostenidos que nos tenía los profes cuando estudiaba".

Pero, para arrancar su experiencia como profesora, contó que va a trabajar el año que viene Manos que Ayudan a Lomas: "Me emociona porque es volver a la raíz a entregar algo de lo que aprendí allí y es volver adonde comenzó todo".

Sobre su historia personas admitió: "Creo profundamente en la educación pública como un derecho y como una herramienta real de transformación social. Mi camino es uno entre muchos, pero deseo que sirva para que otros se animen a volver a estudiar, a confiar en sí mismos y a no abandonar sus sueños".

Para concluir, contó que va a continuar con la licenciatura, "porque en ciencia nunca se deja de aprender: el conocimiento se construye todos los días".

Sin dudas, Gabriela logró atravesar por este camino gracias a una combinación única y verdadera, según ella misma destacó: "Cuando se une la oportunidad de una escuela pública, accesible y presente; una familia, amigos y compañeros que funcionan como un verdadero contexto sostenedor; y las instituciones llenas de profesores y trabajadores de la educación que ponen el cuerpo, el corazón y lo mejor de sí, los sueños dejan de ser imposibles y se convierten en caminos reales".

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