Se retiró "Trapito" Vega, el último gran goleador Milrayitas
Despedida. El delantero cerró su carrera profesional este fin de semana jugando para Platense. En Los Andes supo ser figura en dos ciclos.
Daniel Vega se retiró y dejó 36 goles con la camiseta Milrayitas.
Jugó en dos ciclos en el club: anotó 18 tantos en cada uno.
Daniel "Trapito" Vega le puso fin a su carrera deportiva y es de esos jugadores que trascienden a más de una generación. En cancha, miles lo habrán visto por la cantidad de camisetas que vistió, pero, en particular, algunos clubes lo recordarán más. En Los Andes, sin duda, dejó la vara alta.
El goleador se retiró oficialmente de la actividad profesional jugando para Platense, el club del cual es hincha y en el que más años estuvo. Este fin de semana, ante River y después del ansiado regreso a la Primera División, cerró su etapa de futbolista con 39 años. Después de la camiseta Marrón, hubo otra que llevó dejando un buen recuerdo en los hinchas: la del Milrayitas.
En los dos ciclos que jugó en Lomas, disputó 75 partidos, anotando 36 goles y dando 14 asistencias para que sus compañeros marquen. En la temporada 2004/2005 se dio su primer paso por el club y allí integró una de las delanteras más productivas de las últimas décadas del club, junto al "Colo" Tridente y Pablo González.
Luego, volvió a Platense para consagrarse campeón e iniciar su segundo ciclo en Los Andes en 2006. Ese equipo no haría la mejor campaña pero Vega mantendría la racha goleadora e inclusive anotaría dos goles muy recordados por los hinchas: los del triunfo en el Clásico del Sur contra Temperley por 2 a 1 en el Gallardón. En el primer tiempo, de penal, y en el segundo de contra tras una corrida en soledad, haría delirar a los hinchas Milrayitas para extender la paternidad sobre el Cele.
El contador, siempre con su vincha característica, también jugó en el Sur con Talleres de Escalada y en otros siete equipos: Estudiantes de Buenos Aires, San Martín de Tucumán, Godoy Cruz, Almirante Brown, Huracán, UAI Urquiza y Emelec de Ecuador. A partir de ahora, seguirá otro rumbo sin los botines en los pies.
