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Pozo de Banfield: el dolor de la hija de un hombre secuestrado en Lomas

LESA HUMANIDAD. Se lo llevaron en la zona céntrica lomense en 1977 y nunca más volvieron a saber de él: "Para mí fue muy doloroso, no tengo ningún recuerdo de mi papá".

Valeria Taramasco se quebró al hablar de su padre desaparecido

Crédito: Captura de transmisión.

Valeria Taramasco se quebró al hablar de su padre desaparecido.

En una nueva audiencia del juicio por los delitos de Lesa Humanidad cometidos en el Pozo de Banfield, la hija de un comerciante secuestrado en Lomas de Zamora y desaparecido durante la última dictadura militar expresó su tristeza por no tener ningún dato sobre el paradero de su padre.

Valeria Taramasco es hija de Enrique Taramasco, un arquitecto y dirigente gremial secuestrado en 1977, cuando ella era muy pequeña. "Cuando secuestran a mi papá, yo tenía 3 años recién cumplidos. Creemos que lo secuestran el 25 de marzo de 1977 en un comercio de Lomas de Zamora. Tenía 30 años", relató durante una audiencia virtual ante el Tribunal Oral Federal 1 de La Plata.

Según pudo reconstruir la familia, "su lugar de detención clandestina fue el Vesubio, estaba la hipótesis de que había estado en el Sheraton y después llegó la confirmación de que estuvo ahí y de que también había estado en el Pozo de Quilmes". Este último centro clandestino de detención es uno de los cuatro que se investigan en este juicio, junto al Pozo de Banfield, el Infierno de Lanús y la Brigada de San Justo.

Valeria estimó que su padre estuvo secuestrado "por lo menos hasta fines de 1977", aunque no tiene la certeza. De hecho, tanto ella como su hermano y una tía entregaron muestra de sangre al Equipo Argentino de Antropólogos Forenses, pero nunca obtuvieron novedades del paradero de Enrique. Sólo recibieron una carta y algunos dibujos que él envió durante su cautiverio.

Cuando le preguntaron si sabía la dirección del comercio de Lomas donde lo habían detenido o si tenía algún dato más de la zona, la mujer se quebró y dio una explicación entre lágrimas: "Hay datos que por momentos me los olvido. Tengo momentos de acercamiento, de búsqueda y momentos donde necesito retirarme y hay grandes olvidos. Para mí fue, además de doloroso, muy contradictorio. Yo no tengo ningún recuerdo de papá. Esa búsqueda por momentos es querer saber qué pasó con él, pero eso entra en contradicción con querer conocerlo. El derrotero de él a partir de su secuestro es necesario para que se haga justicia, pero creo que no me estaría hablando de él. Con los datos duros siempre me costó".

Durante la audiencia, se estableció que el próximo martes 8 de agosto se realice una inspección ocular en el Pozo de Quilmes, tal como se había hecho en noviembre del año pasado en el Pozo de Banfield.