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Recorrió 1.500 kilómetros para cumplir una promesa por Los Andes

hincha fiel. Un fanático del Milrayitas cruzó varias provincias en micro para llegar a Salta y visitar a la Virgen del Cerro, a la que pidió por la salvación del equipo de Szeszurak.

La pasión es definida por la Real Academia Española como un "sentimiento vehemente, capaz de dominar la voluntad y perturbar la razón". Y eso en el fútbol, muchas veces, se ve reflejado. Esa manera apasionada de vivirlo es lo que lleva a las personas a realizar cosas impensadas, especialmente si es por el club de sus amores.  

Este sentimiento florece no sólo por lo que sucede en un campo de juego, sino porque el equipo también es el símbolo de un barrio, es lo que le da una identidad compartida con otros fanáticos. Por eso, cuando sucede algo que puede romper lo construido, como puede ser un descenso, los hinchas recurren a cualquier artilugio para evitarlo. Y ahí, en ese preciso momento, aparecen las promesas

A eso recurrió Mariano Tiseyra, un hincha fanático de Los Andes, cuando notó que el descenso a la Primera C parecía inevitable. En ese instante, después de lo que fue la derrota ante Colegiales y con alguna lagrima de por medio, realizó una promesa para que el Milrayitas no descienda. Y una vez conseguido el objetivo, cumplió.

Por su amor por Los Andes, Mariano recorrió 1.500 kilómetros y llegó hasta a la Virgen del Cerro, ubicada en la provincia de Salta. A ella le pidió por la salvación y luego de asegurar la permanencia con el empate con San Miguel, no tardó un minuto en preparar el viaje para cumplir su promesa.

 "Es la primera vez que prometo algo por Los Andes. Y lo hice porque vi que la situación era complicada. En un momento sentí que nos íbamos a la Primera C, creí que estábamos en el horno, especialmente después de la caída ante Colegiales. Ese día me fui muy preocupado, sentí que estamos condenados. Ahí me aferré a lo religioso, a lo espiritual y por suerte pude cumplir la promesa", remarcó. 

El viaje lo hizo en micro, con algunas escalas en el medio, y duró cuatro días, pero dos los pasó viajando. Y ese esfuerzo, para él, tuvo recompensa: "La verdad que fue un momento bastante emocionante por lo que significa llegar hasta ahí. Cuando estás frente a la virgen se cruzan un montón de cosas por la cabeza, es difícil de explicar. Ahí arriba uno se quiebra y es muy difícil describirlo en palabras".

Y avisó que pronto volverá: "Ya le prometí a la virgen que iba a volver a visitarla después de que ascendamos a la Primera Nacional para agradecerle por todo lo que nos ayuda".

Esta travesía que realizó Mariano, con más de 40 horas arriba de un micro y con el objetivo de cumplir lo que prometió, fue motivada por la pasión que siente por Los Andes. Y es que el club de Lomas de Zamora, cumple un rol muy importante en su vida.

"A Los Andes lo llevo adentro del corazón, tengo un sentido de pertenencia muy grande por los colores. Soy hincha, egresado del Ejército de Los Andes y también practiqué varios deportes en el club. Eso, obviamente, me hizo tomarle un cariño especial. Es el que me formó y hace 30 años que estoy ahí adentro. No me imagino mi vida sin Los Andes, si no está Los Andes no es mi vida", cerró.

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