Se conocieron en Café Paris y se juntan todos los días en la misma mesa
SANA COSTUMBRE. Diez lomenses, que hace años son clientes habituales, se reúnen a charlar y recordar anécdotas. "Si no venimos, sentimos que nos falta algo".
Idéntica mesa, el mismo pedido y la charla amistosa de cada jornada. Café París juntó a un grupo de vecinos que se transformaron en amigos tras años de ser clientes en el emblemático espacio lomense. Juntos contaron cómo se conocieron, cuáles son los temas que surgen en cada charla y qué los motiva a reunirse todos los días.
Rodolfo, Adrián, Jorge, Alfredo y Ricardo son algunos de los integrantes de un grupo de amigos que nació gracias a Café París. A pesar de sus compromisos y sus diversas rutinas, todas las jornadas se hacen un tiempo para no fallar a la cita que se hace en la esquina de Gorriti y España, de lunes a sábados de 19 a 21.30.
"Este lugar nos juntó y, si no venimos, sentimos que nos falta algo. Arrancamos dos o tres y luego fuimos sumando a los demás, que también eran habitué de este lugar: todos los días somos entre ocho y diez vecinos los que nos juntamos a compartir un lindo momento", contaron, entre risas, sobre el nacimiento del grupo.
Este lugar nos juntó y, si no venimos, sentimos que nos falta algo. Arrancamos dos o tres y luego fuimos sumando a los demás, que también eran habitué de este lugar: todos los días somos entre ocho y diez vecinos los que nos juntamos a compartir un lindo momento.
Historia, religión, fútbol y política son algunos de los temas que siempre se exponen en cada jornada, con opiniones dispares. "Tenemos diferentes pensamientos, pero al final reflexionamos entre todos, además de compartir una infusión o una copa. Lo nuestro ya es una tertulia, una especie de apostolado", explicaron, sentados en la mesa de siempre, pegada a la ventana.
El grupo de vecinos no solamente se reúne todas las jornadas a compartir un grato momento de aproximadamente dos horas, sino que una o dos veces por mes se encargan de organizar un almuerzo entre todos para fomentar la unión y compartir experiencias vividas.
Tenemos diferentes pensamientos, pero al final reflexionamos entre todos, además de compartir una infusión o una copa. Lo nuestro ya es una tertulia, una especie de apostolado
Los protagonistas de esta historia vieron crecer y evolucionar a Lomas a lo largo de los años, como así también a Café París, que en sus inicios (en la década del '60) se llamó Dover Coll. "Siempre nos acordamos de eso, con gran nostalgia. Varios de nosotros pasamos nuestra juventud en estas calles y es muy lindo compartir esas anécdotas en el presente", coincidieron, y rápidamente indicaron que los actuales dueños del bar también formaban parte del grupo y siguen siendo parte en la actualidad.
"Valoramos el compañerismo y la impronta especial que trae consigo cada uno. Es gratificante saber que contamos entre nosotros y que nos vamos acompañando con el paso del tiempo", concluyeron, emocionados.