Se enamoraron en un crucero que estuvo varado ocho meses por la pandemia 

amor sin fronteras. Florencia Sepúlveda es argentina y Jody Wade, americano. Trabajaban en un barco que navegaba por Asia cuando los sorprendió el Coronavirus. Ahora viven en Temperley.

La historia de amor de la lomense Florencia Sepúlveda (35) y su actual pareja Jody Wade (48) comenzó a bordo de un crucero donde ambos trabajaban, en el medio del mar, y en plena pandemia.

Flor es licenciada en Turismo y Jody es músico. Ella argentina y él americano, pero ambos coinciden en que cuando hay amor el contexto es secundario. Es por eso que actualmente viven en Temperley, y aunque él no entiende del todo el idioma, ser parte del barrio se ha convertido en una gran experiencia para Jody que nació en Kentucky, USA y toca el piano desde que tenía 6 años.

"Jody actualmente se dedica a dictar clases de piano online y toca en eventos privados. Primero vivimos en CABA, unos meses cuando llegamos a Argentina en 2021, después en Adrogué. Mi abuelo paterno falleció en 2023 y ahí nos mudamos a su casa acá en Temperley", detalló Flor sobre el arribo de ambos a Lomas.

Trabajando juntos nació el amor, fue cuando él tocó una canción de Soda Stereo en una de esas noches especiales de música en uno de los bares del barco. "Después de eso comenzamos a hablar", dijo Flor, pero lo más inusual fue que el amor se fortaleció en medio de la pandemia donde quedaron varados por ocho meses en medio del océano.

"Nosotros estábamos en Asia. Trabajábamos para la empresa Royal Caribbean. A mitad de febrero de 2020 empezaron a cancelar cruceros por el sudeste asiático porque teníamos muy pocos pasajeros. En su mayoría era pasajeros asiáticos y como Jody habla chino y vivió en China, sabe muchos temas", relató sobre el principio de la relación.

Trabajando juntos nació el amor, fue cuando él tocó una canción de Soda Stereo en una de esas noches especiales de música en uno de los bares del barco.

Al principio estaban muy bien a bordo porque tenían todo el crucero para ellos, las piscinas, gimnasios, bares, todo, pero después la empresa se dio cuenta de que iba para largo el tema de la pandemia y todo se complicó. "Hicieron un simulacro de aislamiento de dos semanas en el cual nos llevaban la comida al camarote, nos tomaban la temperatura dos veces al día. La verdad es que esas dos semanas fueron difíciles, pero al menos nosotros ya estábamos juntos y eso hizo que no la pasáramos tan mal", recordó Flor.

Durante esos largos meses tuvieron que buscar la forma de pasarlo lo mejor posible. "Me acuerdo que Jody hizo un grupo de idiomas y además tocaba el piano para los tripulantes para tener algo más que hacer. La empresa hizo una especie de olimpíada a bordo donde se jugó al fútbol, maratón, cosas así y yo trabajaba como oficial a bordo de atención al cliente, en la recepción", señaló sobre aquella experiencia que afianzó aún más su relación.

Al principio no querían saber nada con volver a tierra firme, pero ya en mayo la empresa estaba perdiendo mucho dinero y decidieron empezar a repatriar tripulantes. "Fuimos hasta China e Indonesia a repatriar tripulantes. A los hindúes los subieron a otros cruceros para llevarlos a casa y al resto, muchos europeos, latinos y norteamericanos, nos pusieron en otro crucero a esperar", contó y añadió que ellos estuvieron en Filipinas, pero nunca podían salir del barco, "fue duro estar tanto tiempo encerrados a bordo de un barco porque te quema la cabeza, pero al estar juntos se nos hizo más fácil".

Fue así que como no conseguían como devolverlos a casa, los mandaron en un vuelo chárter a Inglaterra. De ahí a Jody lo mandaron directamente a USA, porque no tenían cerrada las fronteras, pero Flor tuvo que hacer otra cuarentena más a bordo de otro crucero. "Después comenzó la odisea para entrar a Argentina. Tuvimos que hacer una reunificación familiar porque al ser estadounidense no podía entrar", detalló sobre todo lo que tuvieron que atravesar hasta la actualidad.

"Fue muy irreal todo lo que vivimos en el barco. Además el estar lejos de nuestra familia y nuestra comida, no poder pisar tierra firme", expresó Flor quien colaboró en la entrevista para que Jody también pueda expresarse.

UN AMERICANO EN TEMPERLEY

La opinión de Jody sobre el lugar donde vive en la actualidad es un claro relato de lo que es ser argentino, pero visto desde la mirada de un americano que se sorprende de todo lo que sucede a su alrededor.

Teniendo en cuenta que además él ha conocido distintas culturas y una gran cantidad de países, sobre su actual barrio dijo: "Es el primer lugar en el que viví en el que cada casa y jardín son distintos, eso no existe en Estados Unidos, los argentinos quieren hacer las cosas a su propia manera y es inspirador, cuando camino por Lomas siento que siempre hay algo nuevo por descubrir".

Sobre su trato con los lomense reflejó: "Me gusta que la gente no me trate mal cuando descubren que soy de USA, siempre me hacen sentir muy a gusto, en un ambiente muy familiero".

Además, destacó una de las características típicas de los nacidos en este lado del continente: "Hay una sensación constante de optimismo, con locales nuevos que abren todo el tiempo. Lomas parece un versión pequeña de capital, con sus locales y restaurantes, pero mas económico".

En cruceros y hoteles en Londres me pagaban para romper el hielo y que la gente pueda soltarse, acá no es necesario, los argentinos son mucho más relajados.

Por otro lado, destacó que la gente dela zona Sur "no tiene vergüenza para cantar". Jody se ha presentado en algunos espacios como CasaNegra en Turdera y detalló: "Como músico es raro de ver una audiencia tan participativa. En cruceros y hoteles en Londres me pagaban para romper el hielo y que la gente pueda soltarse, acá no es necesario, los argentinos son mucho más relajados."

Él canta y toca el piano, en general música popular, pero también temas de jazz, blues, etc. Dictó clases en USA y tocaba en restaurantes. Después se mudó a Londres y ahí tocó en hoteles 5 estrellas durante 10 años. Después se mudó a China y tocaba en una banda el teclado y también cantaba. Además, hacía presentaciones en embajadas. Luego, empezó a tocar en cruceros, en el piano bar que fue donde conoció a Flor, quien lo llevó a vivir esta experiencia en el sur del mundo.

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