Pidieron 26 años para los acusados de asesinar al diácono de Lomas
judiciales. Se espera que el próximo martes 8 de noviembre el tribunal dé a conocer la sentencia para los acusados por el homicidio de Guillermo Luquin.
La fiscal Viviana Giorgi pidió 26 años para Roberto Javier Céspedes y Leonel Iván Martínez, los acusados del crimen de Guillermo Luquin, el diácono de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de la diócesis de Lomas de Zamora que encontraron asesinado en su casa en Temperley.
Este martes concluyó la etapa probatoria del juicio oral y se dio lectura a los alegatos de la fiscalía y de la defensa, indicaron fuentes judiciales a La Unión. Declaró el perito en genética forense y además las partes esgrimieron sus argumentos frente al el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°3 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora. Se espera que el próximo martes 8 de noviembre sea la lectura de la sentencia.
Tanto Céspedes, como su pareja, Leonel Iván Martínez, son acusados por el delito de "Homicidio en concurso real con robo agravado". En un principio, ambos apuntaron que la víctima intentó abusar de uno de ellos, mientras que el otro, sólo lo defendió.
Por su parte, la defensa de Céspedes alegó que el hecho ocurrió en el marco de una legítima defensa, mientras que la de Martínez sostuvo que directamente no estuvo en la escena del crimen. Además, Céspedes hizo uso de sus palabras finales, aunque no declaró formalmente.
El 9 de junio de 2019 el sobrino de Luquin encontró el cuerpo de su tío sin vida en su vivienda ubicada en Bombero Ariño 829, en Temperley. Su cuerpo estaba desnudo y envuelto en sábanas. Había signos de que fue degollado y de otros cortes en el cuerpo, indicios de defensa y un fuerte golpe en la cabeza.
Fue una huella dactilar hallada en una copa de cristal lo que identificó a Céspedes, de 18 años, como sospechoso y cuando los investigadores lo estaban buscando, se entregó en la Comisaría de 8va de Villa Galicia junto a su novio, Martínez, de 20, para hacerse cargo del crimen.
EL JUICIO
Por su parte, en la jornada inicial testificó el hermano de Luquin, su sobrino y la expareja, un amigo y también el médico forense que realizó el informe post mortem. Por parte de la defensa testificaron el primo de Céspedes y un joven que estudió en el colegio Nuestra Señora del Carmen, institución donde Luquin se desarrollaba como diácono, quien aludió que la víctima se le había insinuado.
