El día que Evita fue hincha de Banfield: "Que gane el más..."
histórico. Corría el año 1951 y la definición del campeonato de primera división de 1951. El Taladro llegaba a la instancia final, ante Racing.
Corría el año 1951 y la definición del campeonato de primera división de 1951. El Taladro llegaba a la instancia final, ante Racing, y los del sur contaron un con apoyo histórico: el de Eva Duarte de Perón.
La intervención de Evita en esa final entre los dos equipos del Gran Buenos Aires fue directa. Racing, que había ganado el título de ese año y también del anterior, llegaba al mano a mano definitorio ante Banfield en la búsqueda del tricampeonato.
Pero esa hegemonía no era bien vista desde la Casa Rosada, más allá de que el fútbol no era un tema que se sentara a la mesa de Perón y Eva, porque los aficionados de todos los otros clubes, excepto obviamente los de Racing, veían a éste como "el equipo del Gobierno".
Siendo el fútbol un deporte de tanto arraigo popular, que el Taladro venciera al avasallante multicampeón albiceleste, no solamente despegaba al Gobierno de ese equipo supremo sino que además le daba lugar al que llegaba bien de abajo.
La pulseada entre el chico y el grande, el humilde y el opulento, el pobre y el rico, quedó entonces planteada y generó una convulsión popular que no pudo pasar desapercibida para las más altas autoridades nacionales.
La cuestión fue que Banfield llegó al final del campeonato en primer lugar por diferencia de gol (30 a 23) sobre Racing, ambos con la misma cantidad de puntos (44), pero lo que hubiera significado el título para "El Taladro", el primero de un equipo de los denominados "chicos" en veinte años de profesionalismo, lo impidió un cambio de reglamento registrado poco antes de la finalización del certamen.
La resolución de definir al campeón "con un partido de desempate, en cancha neutral, en caso de igualdad de puntos", desarticuló, en el amplio sentido de la palabra, lo contemplado originalmente sobre el crédito para el que tuviera mejor diferencia de gol en caso de generarse esa instancia de paridad.
La pulseada entre el chico y el grande, el humilde y el opulento, el pobre y el rico, quedó entonces planteada y generó una convulsión popular que no pudo pasar desapercibida para las más altas autoridades nacionales.
Era el deseo y el apoyo de todas las hinchadas para que el conjunto albiverde fuera el campeón que acabara con la hegemonía racinguista de una buena vez después de dos títulos consecutivos, algo que Evita corroboró al consultarle al popular relator deportivo Enzo Ardigó por tanta efervescencia popular: "¿Cuál de los dos equipos es el más humilde?". La respuesta fue Banfield. "Entonces quiero que salga campeón", lo instó.
Ese diálogo reconstruido fue confirmado de parte de un importante referente peronista como Antonio Cafiero en el documental "Evita capitana".
Y Racing, ante el ya explícito apoyo de Evita a Banfield, llegaba entonces a esa final mal parado ante la opinión pública, al punto que el arquero titular Antonio Rodríguez, ferviente admirador de la "abanderada de los humildes", prefirió no jugar esa final y le cedió su lugar a Héctor Grisetti.
El partido jugado el 1° de diciembre de 1951 en cancha de San Lorenzo finalizó empatado sin goles, por lo que hubo un segundo enfrentamiento cuatro días más tarde en el mismo escenario que finalmente terminó ganando Racing con un golazo del "Atómico" Mario Boyé al minuto del segundo tiempo.
"¿Cuál de los dos equipos es el más humilde?". La respuesta fue Banfield. "Entonces quiero que salga campeón", lo instó.
La historia grabó a fuego una definición de la prensa para definir a Banfield que fue con la que bautizó a la tribuna visitante de su estadio de Peña y Arenales: "Campeón moral 1951".
Un premio consuelo con aroma a reivindicación para un humilde que se atrevió a desafiar a un poderoso y a punto estuvo de destronarlo, aunque no lo logró. Recién en otro diciembre, ya de 2009, lograría su primer y único título en primera división.
"Sentimos el apoyo de Evita y fue una pena perder aquella final porque teníamos un equipazo, pero Racing también lo era", reconoció Luis Bagnato, zaguero central de Banfield en aquellas finales.