Las neuronas espejo

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POR Camila Demarco

La risa tiene un poder contagioso que es difícil de explicar dentro de nuestra lógica y sentido común. A la primera carcajada que el otro emite, se nos dibuja una curva en la cara, como un principio de risa. Sin embargo, dentro del campo científico, médicos ingleses aseguran que esto tiene que ver con que nuestro cerebro sería particularmente sociable. Parece cierto, entonces, confirmar que tenemos las herramientas para hacer felices a otros, o al menos hacerlos reír un rato. Un claro ejemplo de esta característica son los bebés, quienes se ríen de nuestras risas. Pero todo esto tiene una explicación desde el punto de vista neurológico. Ciertos estudios han demostrado que cuando observamos a alguien realizando algún tipo de acción, inconscientemente llama nuestra atención y tendemos a imitarla. De esta manera, se activa un grupo de células nerviosas llamadas por los expertos como “neuronas espejo”. “Las neuronas espejo son las responsables del efecto contagiso de la risa”, explicó la psicóloga Gisela Poggi, y agregó: “Un cerebro que nos asegura las bases biológicas que favorecen la interacción y la empatía misma que se da a través de la risa”. La risa es un elemento esencial para la vida humana, dado que nos ofrece salud y bienestar emocional, al tiempo de ayudarnos a generar lazos sociales. Estas neuronas actúan imitando la acción que está siendo observada y reflejando la sensación de la otra persona como propia, de allí el nombre de “espejo”. Dichas neuronas son las responsables de nuestro comportamiento de imitación y también responsables de que nos sintamos en sintonía y reflejados con la otra persona. Cabe destacar que como el ser humano es un animal, también aplica a los amigos de cuatro patas. Esto fue descubierto por casualidad gracias a un equipo de científicos de la Universidad de Parma, Italia, hace ya más de una década, en 1996. Los investigadores estudiaban la acción de neuronas motoras en los monos macacos y para ello habían implantado en el cerebro de los animales finísimos electrodos capaces de registrar la actividad de una única neurona. Un día, uno de los científicos entró al laboratorio y el mono repitió sus acciones, lo que llevó a investigar esa actitud y descubrir estas famosas neuronas llamadas espejo. De esta manera, se confirmó que tanto la risa como las acciones cotidianas pueden ser un ejemplo inconsciente para la sociedad que repite nuestras acciones. Podríamos tomarlo como un estilo de vida: el buen humor y la risa son sinónimos de alegría. Están estrechamente ligados a la felicidad, que es la esencia de la vida, dicho de otro modo, es el sentido mismo de la vida.

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