La Garbo y sus enigmas
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POR Edgardo Solano
Una serie de cartas escritas por Greta Garbo, que ofrecen la oportunidad de asomarse a la soledad que persiguió a la estrella de Hollywood, serán subastadas la semana próxima en Londres. El lote, que sale a la venta al mejor postor en una subasta en Sotheby’s el 12 de diciembre, incluye una colección de 36 cartas, junto a más de 100 fotografías de la actriz, que murió en 1990 a los 84 años. La genial actriz sueca-estadounidense, que se retiró del cine y la vida pública en 1941, conservó un aura mítica hasta su muerte, viviendo sola en Manhattan, ignorando una y otra vez un tendal de demandas de entrevistas a distintos medios e invitaciones a convites de toda índole. Las cartas se extienden a varias décadas, aunque la mayoría son de los ‘30 y ‘40, y fueron escritas por Greta Garbo para su amiga la condesa Marta Wachtmeister, que vivía en el castillo de Tistad en Suecia, y a la que visitaba con frecuencia. En esas líneas, la actriz se confiesa sobre su “soledad, depresión, mala salud, y su constante añoranza y amor del campo sueco”, según Sotheby’s, que vende este lote con una base de US$27 mil. El álbum de 111 fotografías contrasta con el tono de las cartas y muestra a Garbo disfrutando de la vida en el castillo de los Wachtmeisters, esquiando, conversando con amigos y jugando con animales. “Siempre estoy sola y hablando sola. Conduzco hasta la playa y doy paseos, y eso es siempre maravilloso. Pero eso es todo”, escribió en 1939 desde el paquetísimo Beverly Hills, un lugar que acabó odiando. Esta estrella de la pantalla grande nació en Estocolmo en 1905 como Greta Lovisa Gustafson. Dueña de una belleza única, comenzó su carrera como actriz en Suecia, en la época del cine mudo, donde participó en varias producciones como extra y en otras dos junto al director Mauritz Stiller. Corría 1925, y una joven Greta Garbo abandonó su Suecia natal para buscar suerte como actriz en Hollywood. Tenía 20 años, y con el estreno de su primera película, “Torrent” (1926), se ganó a la crítica. Desde entonces encadenó un proyecto con otro, y se llegó a convertir en una de las estrellas más brillantes del Hollywood dorado en la década del ‘30. Se hizo célebre por su interpretación en filmes como “Flesh and the Devil” (El demonio y la carne), “La reina Cristina de Suecia”, “Mata Hari”, o “Grand Hotel”, en la que pronunció una frase premonitoria que es una de las más famosas de la historia del cine: “Quiero estar sola”. Su vida siempre estuvo rodeada de misterio y de múltiples preguntas que jamás respondió. Se retiró a una edad muy temprana y vivió el resto de su vida casi recluida. Al momento de su muerte, contaba con cerca de treinta películas filmadas, dos cortometrajes y varias publicidades.