Prisión perpetua para los represores Astiz y Acosta
.
La Justicia los encontró culpables de delitos de Lesa Humanidad llevados a cabo en la ESMA.
“Astiz vas a morir en la cárcel como Videla” se escuchó antes de la lectura del veredicto de la megacausa que investiga los delitos de Lesa Humanidad que tuvieron lugar en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma). Minutos después, el Tribunal Oral Federal (TOF) 5 condenaba a prisión perpetua a los represores Jorge “El Tigre” Acosta y Alfredo Astiz.
Junto a ellos otros 19 represores fueron sentenciados a la misma pena (entre ellos Adolfo Miguel Donda, apropiador de la diputada Victoria Donda) en la megacausa en la que investigó 789 crímenes de Lesa Humanidad cometidos por 54 militares (el resto recibió entre 8 y 13 años y cinco fueron absueltos) en el emblemático centro clandestino de detención durante la última dictadura
militar.
El veredicto llegó después de cinco años de audiencias, en el mayor juicio por este tipo de delitos hasta ahora en el país. Incluyó casos por privación ilegítima de la libertad, torturas, homicidios agravados por la aplicación de tormentos y los llamados “vuelos de la muerte” mediante los cuales arrojaban adormecidos al mar o al Río de la Plata a prisioneros políticos para convertirlos en desaparecidos.
Cientos de personas, entre ellas referentes de organismos de Derechos Humanos, siguieron la lectura de la sentencia desde la calle, en Comodoro Py, con pañuelos blancos, banderas y mucha emoción contenida durante estos 40 años de lucha y estos cinco años de juicio que contó con los testimonios de 400 sobrevivientes y con cinco querellas unificadas, una de ellas la que agrupa a Abuelas, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora, el CELS y otros familiares.
DOS SÍMBOLOS DEL HORROR. A Astiz, el “ángel de la muerte”, excapitán de fragata de la Armada Argentina, se lo encontró responsable entre otros delitos de Lesa Humanidad del secuestro, tortura y la desaparición de las monjas francesas, Alice Domon y Léonie Duquet por los cuales fue condenado en ausencia en Francia a cadena perpetua, y la adolescente sueca Dagmar Hagelin, baleada en la calle en febrero de 1977, y desde entonces desaparecida.
Acosta, excapitán de fragata, jefe del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA fue señalado como quien tomaba las decisiones sobre tortura y muerte en el centro de detención por donde, se calcula, estuvieron detenidas ilegalmente cerca de 5 mil personas. Por este poder de decisión, El Tigre se llamaba así mismo “el dedo de Dios”.