Todo a su tiempo

.

Existe una creencia, bastante fundamentada, en los historiadores y relacionistas internacionales, de que la historia de los países y sus sociedades es cíclica.

Por Micaela Gómez

Alexandre Deolofeu, político y filósofo catalán, desarrolló lo que él llamó “Matemática de la historia”, una teoría cíclica sobre la evolución de las civilizaciones donde demostró que se podía estudiar según las conductas sociales algunos cambios o sucesos que pasarían en distintos puntos del mundo.

Dentro de su teoría “Matemática de la historia” fue capaz de predecir algunas cosas que pasarían aún después de su muerte. Por ejemplo, escribió que en los años 30 se podría ver una Yugoslavia desintegrada, que Egipto y la India se descolonizarían e incluso que Hitler perdería la segunda Guerra Mundial.

La caída de la URSS o la hegemonía de Alemania dentro de la Europa actual también fueron algunas de sus teorías que con el tiempo se confirmaron. No se trata de magia o de una especie de brujería.

Es el análisis de los hechos pasados hasta el momento y las actitudes de los habitantes. Hay cuestiones intrínsecas a cada sociedad, a cada país, que vuelven cuando uno menos se lo espera.

Basado en la historia de su región natal, Cataluña, el político y filósofo también predijo la tan ansiada independencia catalana de la cual se habla mucho últimamente con la llegada de un nuevo referéndum donde los habitantes de la comunidad autónoma deben decidir si quieren dejar de formar parte o no de España.

La independencia no es algo nuevo para Cataluña. Esta región de España fue autosuficiente hasta la conquista de este territorio por parte de la Corona española, allá por el 1700. Siempre tuvo una historia, una cultura e incluso una lengua específica que la diferenciaba de España y que aún hoy se conserva en su totalidad.

Si bien no es la única región que lucha por la independencia -entre ellas están el País Vasco y Andalucía, por ejemplo- es la que más cerca está de ello por la convicción de su Gobierno y de la mayoría de los mismos habitantes.

No obstante, el quid de la cuestión sigue estando en el método, en cómo hacer una transición ordenada a un Gobierno centralizado en Cataluña con todo lo que conlleva. Cataluña tiene un punto a favor que hace que los deseos de independencia sean más viables que en otras regiones: es el estado más rico de España y que durante años ha sido el motor del crecimiento económico.

Quizá por ello sea que el Gobierno Central de España haya buscado todos los métodos posibles para declarar inconstitucional las votaciones e incluso haya querido impugnar los votos aún antes de que se diese el referéndum.

Sin tener en cuenta los resultados de ayer, al gobierno catalán todavía le falta aclarar algunas cuestiones centrales de cómo será la República, además de la “grieta” que también existe entre aquellos que votan por el Sí y aquellos que preferirían seguir siendo parte de España. Manifestaciones, acciones ilegales por parte de las fuerzas de seguridad, carteles ofensivos hacia ambos bandos y el juego sucio siguen embarrando un movimiento que hasta el momento se desarrollaba con total paz.

Alexandre Deolofeu predijo la independencia catalana para el 2029, quizá sea entonces cuando ambas sociedades puedan llegar a una pacífica y pensada solución, quizá sea antes. Sólo queda espe

Temas Relacionados