Como es de riesgo, vende sus clásicas garrapiñadas por Facebook y WhatsApp
NO BAJA LOS BRAZOS. Luis Robles solía tener su puesto en La Noria, pero dejó de ir para cuidarse. Mientras estudia para ser contador, también lanzó una rifa.
El lomense Luis Robles es un luchador y no sabe lo que es rendirse, ya que desde chico trabajó y se ganó la vida con la venta de garrapiñadas en La Noria, pero la pandemia lo sorprendió y complicó su labor, sumado a que es una persona de riesgo. Pese a esto, no bajó los brazos y decidió comerciar sus productos por las redes sociales, con el objetivo de poder juntar dinero y pagar el alquiler y los servicios, además de sacar a la venta una rifa para el Día del Padre. A sus 44 años, está a sólo nueve materias de recibirse de contador, todo un ejemplo de superación.
"Al Puente La Noria no fui a vender más por la pandemia y porque soy persona de riesgo, cambié la técnica y ofrezco todo por Facebook y WhatsApp", empezó a contar Luis, quien vende garrapiñadas desde muy chico, cuando acompañaba a su papá para aprender sobre el oficio, la vida y el sacrificio.
Su tenacidad le permitió seguir adelante, incluso en situaciones difíciles, y le hace frente a la pandemia. "La venta me permite pagar el alquiler, internet para mis estudios y sobrevivir", dijo el lomense, que a sus 44 años también persigue su sueño de ser contador en la Universidad de Lomas y está a solo nueve materias de lograrlo.
Luis comenzó a vender, de manera online, garrapiñadas por kilo a $250, maní salado por cuarto a $100 y también se animó a hacer bombones de chocolate, en cajas de 250 gramos a $200. "Sin saber, para Pascuas hice huevos y me fue muy bien, por eso se me ocurrió agregar los bombones al repertorio", admitió.
Vender por Facebook y WhatsApp se me ocurrió como último recurso, sino tenía que empezar a liquidar cosas de mi casa. La pasé re mal económicamente.
"En los últimos meses que estuve en La Noria no vendía casi nada, donde yo ponía mi puesto casi no había movimiento de gente", explicó Luis sobre la delicada situación que atravesaba. Inmediatamente añadió: "Vender por Facebook y WhatsApp se me ocurrió como último recurso, sino tenía que empezar a liquidar cosas de mi casa. La pasé re mal económicamente".
El día de Luis comienza muy temprano, porque se encarga de ir a comprar los maníes y el chocolate para la producción, antes de salir a repartir los pedidos. Pero ahí no termina la jornada: por la noche cursa la facultad y se acuesta a dormir recién a la 1 o 2 de la mañana.
Además de la venta por las redes sociales, Luis lanzó una rifa para el Día del Padre, también con el objetivo de juntar dinero para poder pagar sus gastos. A $100 el número, sortea $2.500, una picada familiar y un elemento sorpresa como primero, segundo y tercer premio.
Además de la venta por las redes sociales, Luis lanzó una rifa para sortear el Día del Padre (el 19 de junio por Lotería Nacional Nocturna), también con el objetivo de juntar dinero para poder pagar sus gastos. A $100 el número, sortea $2.500, una picada familiar y un elemento sorpresa como primero, segundo y tercer premio. "Hago lo que sea para juntar plata y poder vivir, se me ocurrió la rifa por necesidad", recalcó Robles.
Cabe destacar que Luis está en la búsqueda de un trabajo que le permita tener una estabilidad económica y vivir sin la presión de no saber si llega a fin de mes. Los vecinos interesados en comprar garrapiñadas, una rifa o saben de algún empleo para Robles pueden contactarse con él por su Facebook personal.
"Muchas veces me pregunto si valdrá la pena tanto sacrificio, pero me convenzo de que sí lo vale. Sé que tengo que lucharla y que debo ser positivo porque si no sería egoísta con la vida misma", concluyó Robles, emocionado.