La historia poco conocida del Hogar Pereyra de Banfield 

PATRIMONIO HISTÓRICO. Antonio Dell'Elce, su director, y Miguel Urrutia, nieto del lomense que donó las tierras, contaron los inicios, su gran trabajo y el por qué de su nombre. 

El Hogar Pereyra se destaca en Lomas por su enorme trabajo relacionado al cuidado de los chicos que sufrieron alguna situación de vulnerabilidad en el marco familiar. Pero la historia de este lugar, ubicado en Banfield, proviene de mucho tiempo atrás, cuando la familia de Leopoldo Pereyra decide donar parte de su quinta al Obispado de Lomas con la intención de construir una guardería para niños. Miguel Urrutia, nieto de Leopoldo Pereyra, y Antonio Dell'Elce, actual director del lugar, les contaron a La Unión cómo surgió esta necesaria institución y su labor en la actualidad: restituir los valores y los derechos de los niños.

PASADO

La historia de cómo llegaron los terrenos a manos del Obispado de Lomas tiene que ver gracias a la intención de Leopoldo Pereyra, quien fue Intendente de Lomas en 1934 y que, tras su fallecimiento en 1958, la familia donó parte de su quinta con la intención de construir una guardería para chicos.

En 1958, con el fallecimiento de mi abuelo, la familia decidió donar una porción de la quinta al Obispado de Lomas, con la condición de que se instalara una guardería para niños.

Miguel Urrutia es el nieto de Leopoldo Pereyra, el último habitante de la quinta "Las Palmas", espacio en el que hoy funciona el Hogar Pereyra. Esteban Adrogué fue el primer dueño de las tierras ubicadas en la manzana rodeada por las calles Alvear, Las Heras, Monteagudo y Carlos Croce, en virtud de ser hijo de Petrona Portela y primo de Francisco Portela. Cabe destacar que, en 1852, los hermanos Canale fueron los arquitectos de la quinta y los encargados de construir una casa "extremadamente moderna para la época".

Cuando Esteban Adrogué se trasladó a la localidad que lleva su apellido, le vendió las tierras a Tomás Drysdale, quien a su vez se la traspasó a Félix Inergo, el encargado de cambiar el nombre de la quinta "Los Leones" a "Las Palmas" debido a la cantidad de palmeras en la zona.

El 6 de enero de 1920, Félix comerció la quinta "Las Palmas" con Leopoldo Pereyra, quien comenzó a habitarla en 1922 luego de varias refacciones.

El 6 de enero de 1920, Félix comerció la quinta "Las Palmas" con Leopoldo Pereyra, quien comenzó a habitarla en 1922 luego de varias refacciones. "En 1958, con el fallecimiento de mi abuelo, la familia decidió donar una porción de la quinta al Obispado de Lomas, con la condición de que se instalara una guardería para niños", contó Urrutia sobre el puntapié inicial de lo que hoy es el Hogar Pereyra.

"Tengo grandísimos recuerdos de la quinta porque la viví hasta los 17 años. Tengo muy presente a mi abuela, con una enorme alma divertida, creativa y caritativa, quien en las Fiestas les hacía regalos a los chicos que vivían en los alrededores de la quinta", rememoró Miguel, que inmediatamente acotó: "La quinta cambió muchísimo su estructura. De la casa original solo queda un 20% y hasta se creó la calle Bogani para dividir en dos los terrenos".

PRESENTE

En honor a Leopoldo Pereyra, el Hogar lleva su nombre y ya cuenta con 55 años de trayectoria, perteneciente al Obispado de Lomas. Antonio Dell'Elce es el actual director de la institución y contó que el establecimiento aloja a niños de 0 a 12 años que fueron separados de sus casas mediante una medida de abrigo, es decir, la ruptura de los lazos familiares cuando sus derechos fueron vulnerados (violencia, abandono, abuso, entre otros). "Nosotros estamos con los chicos hasta que esa situación se resuelva, ya sea porque el entorno familiar se hace cargo o cuando aparece la posibilidad de adopción", explicó Antonio.

Tratamos de que acá sean felices y que sepan que es un lugar de amigos, a pesar de que en sus vidas hayan atravesado dolor.

La institución les brinda a los chicos talleres de teatro, música, deporte, murga, folclore, además de garantizarles la educación. "Tratamos de que acá sean felices y que sepan que es un lugar de amigos, a pesar de que en sus vidas hayan atravesado dolor", sostuvo el director.

Antonio explicó que existen "voces de alerta" en el barrio, la escuela o el comedor que pueden detectar casos de vulnerabilidad en los chicos. En esos casos, se da aviso al Sistema de Protección de Derechos de los Niños y Adolescentes. "Hay seis servicios locales distribuidos en Lomas, que son los encargados de dictar la medida de abrigo. Ahí interviene el Juzgado de Familia y se establece una articulación con el Hogar Pereyra", detalló.

"El principal trabajo es internalizarnos en los problemas de las familias que perdieron el vínculo con sus hijos para que se recuperen y puedan tener chicos a cargo, pero sin violencia", explicó Dell'Elce sobre la puntillosa labor. Rápidamente dijo: "La estigmatización de la pobreza y la vulnerabilidad están pegando fuerte, pero muchas veces se puede remediar esa situación".

"La comunidad lomense es fundamental para el Hogar, porque ayudan en todo sentido para que los chicos puedan tener una mejor calidad de vida", concluyó Antonio, feliz por el trabajo realizado.