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La bronca del hijo de la mujer que murió atropellada: "Va a volver a pasar"

TRAS LA CONDENA. En diálogo con La Unión, el hijo de Ana María Liberotti, se mostró disconforme con la pena que recibió el hombre que atropelló y mató a su madre.

La víctima y el hombre que la atropelló y dejó abandonada

La víctima y el hombre que la atropelló y dejó abandonada.

Familiares de Ana María Liberotti, la mujer que murió al ser atropellada en Villa Centenario en diciembre del año pasado, no ocultaron su bronca por la condena de tres años y dos meses de prisión para el asesino.

"Le van a dar arresto domiciliario, va a volver a salir, y va a volver a pasar lo mismo con otra persona", advirtió Roberto, hijo de la víctima, que en diálogo con La Unión, expresó su desilusión con la Justicia por el fallo, dictado en un juicio abreviado.

El veredicto estuvo a cargo del Juzgado Correccional 1 de Lomas de Zamora, que consideró culpable de "homicidio culposo agravado por conducción imprudente" a Lucas Tenorio, el hombre que embistió con su moto a Liberotti, y escapó a toda velocidad, sin asistirla.

"Esta vez fue mi mamá, pero más adelante puede ser otra persona, y después otra", advirtió Roberto, en referencia al pasado delictivo del sujeto que atropelló y mató a su madre, y su falta de confianza en que cumpla la prisión domiciliaria.

Liberotti había sido embestida el viernes 20 de diciembre de 2024, en el cruce de las calles Falleres y Virgen de Itatí, en un trágico hecho que quedó filmado por una cámara de seguridad. Tanto ella como el conductor cayeron sobre el asfalto, pero fue la mujer de 64 años la que se llevó la peor parte.

En el video se observa que el motociclista se levantó, la miró y, en lugar de asistirla, subió rápidamente a la moto y escapó del lugar. Las graves heridas por el impacto provocaron la muerte de la señora horas después en el Hospital Gandulfo.

Después de permanecer prófugo durante dos meses, efectivos de la DDI de Lomas lo arrestaron en marzo pasado, durante un allanamiento de urgencia en la calle Pío Baroja al 500, en Centenario.

Los uniformados llegaron a este domicilio gracias al aporte del hijo de la víctima, integrante de la Policía de Lomas, quien trabajó incansablemente para averiguar dónde se escondía el asesino.

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