Quince años sin Sandro, un "atorrante tierno" y un ídolo imperecedero
Rescate emotivo. El genial artista partía el 4 de enero de 2010, a sus 64 años. Sus mejores reflexiones a través de las entrevistas que dio en su larga carrera.
"Sandro es un atorrante tierno, un desfachatado irrespetuoso. Con alta dignidad de trabajo. Un cantante de pronto es más que un político: recibe todo el amor y las frustraciones del mundo. Le pagan sin tener que prometer nada. No puedo menos que matarme en el escenario", contó Sandro, sobre sí mismo, en una vieja entrevista
El genial artista, el querible personaje y el ex vecino de Banfield fallecía el 4 de enero de 2010, hace 15 años, cuando tenía apenas 64 años, y su vigente es total e incluso su legado sigue presente en las nuevas generaciones.
Roberto Sánchez, con sangre gitana por parte de su padre, nació en la Maternidad Sardá, en Parque Patricios, y se crió en Valentín Alsina, en Lanús, en un hogar donde no sobraba nada y donde fue un querido hijo único Irma y Vicente.
Los logros artísticos de Sandro incluyen más de medio centenar de discos editados y con millones de copias vendidas, protagonizar más de una docena de películas y hasta tener su propio programa de televisión, en una lista interminable.
A pesar de su idolatría y de vivir en el estrellato, Sandro nunca dejó de ser Roberto y sacaba a relucir su sencillez y picardía de barrio en cada entrevista que le realizaron. También se encargó de aclarar la diferencia entre él y su personaje.
"Ser amigo de Sandro es exponerse a todas las circunstancias que lo rodean. Quien quiera ser amigo de Roberto Sánchez no. La amistad no tiene misterios, es un simple proceso de elección humana, es una afinidad de caracteres. Es aceptar defectos, valorar virtudes, comprender, dar una mano en el momento preciso. El amigo es uno mismo en el cuero de otro", relató.
Sin divismo, respondía con honestidad ante los micrófonos y también se animó a hablar de su vínculo con la fe y hasta relativizar el valor de haber alcanzado el éxito.
"Yo creo en Dios, absolutamente. Me ha zafado de cada cosa. No te digo que lo he visto, no tuve esa suerte, pero sí siento la presencia, permanentemente me acompaña. Es de lo que más he estudiado. Bah, me he informado, porque cuando se tienen treinta años, todo el éxito toda la guita, juventud, salud, las mujeres te persiguen decís: "¿Bueno y ahora, qué? ¿Así que esto era el éxito? ¿Esto era?'", contó una vez.
En una las tantas charlas que mantuvo con los medios, las que fueron menos frecuentes cuando decidió pasar sus días en Banfield y cultivar un perfil bajo, también hacía añicos los mitos de la idolotría.
"Si yo tuviera el poder de hacer un ídolo, te imaginás que tendría la agencia artística más grande del mundo, no canto más y me dedico a hacer ídolos. Esto es un misterio, es una cosa que muchas veces hemos tratado de dilucidar y hemos pasado largas noches haciendo una especie de sociología aplicada, psicología, comunicación de masas, pero todo eso no sirve para nada frente a un misterio tan maravilloso", reflexionaba.
Y en ese mismo contacto con la prensa, el Gitano contaba, su propio sello, una anécdota con una particular fan y su vínculo inquebrantable con sus "nenas", como él llamaba a sus incondicionales fans.
"El otro día vino a casa una señora de 82 años, casi desdentada, muy viejita. Llegó preguntando por mí porque quería decirme que tenía un dinero y ¡quería poner un negocio para que me quedara para mí! Es de una ternura que no tiene medida. Quizá el secreto está ahí, en que no se pueda explicar. Lo único que te puedo decir es que yo soy un romántico, de lo contrario no podría escribir las cosas que escribo, y sigo saliendo ahí y me divierto. Y también, que a mis nenas, las amo desde el fondo de mi corazón", contó esa vez.