Cinco años sin la pluma de Ricardo Piglia

mundos personales. Hace un lustro fallecía el autor nacido en Adrogué, que transitó por la crítica, la novela, el ensayo, el guión y la docencia.

Hace cinco años, el 6 de enero de 2017, fallecía a los 75 años el escritor Ricardo Piglia a causa de las complicaciones generadas por la esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa que padecía hace años.

Fue de una de las voces más lúcidas y representativas, capaz de transitar los intersticios entre la crítica, la novela, el ensayo, el guión y la docencia.

Falleció a poco de haber sido publicada la segunda parte de la obra total que conforman "Los Diarios de Emilio Renzi"; alter ego que atravesó con mayor o menor asiduidad su trabajo y que comenzó a delinear hace 57 años como por obra del azar, cuando tomó un cuaderno y en medio de una mudanza que lo obligaba a abandonar con sus padres su ciudad natal de Adrogué, anotó las primeras observaciones sobre su propia vida.

Ricardo Emilio Piglia Renzi nació el 24 de noviembre de 1941 en Adrogué y su adolescencia se trasladó su familia a Mar del Plata. 

Este crítico y teórico que supo surfear la "desliteraturización" de la novelística actual, se formó en Historia de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP); trabajó 10 años en distintas editoriales durante su estancia en Buenos Aires; y dirigió la emblemática Serie Negra que difundió autores como Dashiell Hammett y Raymond Chandler.

En 1967 recibió una mención especial del VII Concurso Casa de las Américas de Cuba que derivó en "Jaulario", su primer libro de cuentos; en 1977 llevaba publicados "La invasión" y "Nombre falso", pero pasaron tres años más hasta su reconocimiento internacional, en 1980, con Renzi protagonizando su primera novela, "Respiración artificial".

De 1986 es "Crítica y ficción", libro que reúne ensayos de sus obsesiones: "La lectura de la ficción", "Sobre Roberto Arlt", "Narrar en el cine", "Una trama de relatos", "Sobre Cortázar", "El laboratorio de la escritura" y "Sobre el género policial".

Su siguiente novela demoró seis años. Era "La ciudad ausente", que en 1992 mostraba cuentos generados por una máquina inventada para sustituir a una amante muerta; subtextos similares entrecruzó en "Blanco Nocturno", la novela donde él mismo resumió: "Renzi tiene una pequeña crisis, se encierra en una casa de Adrogué y se produce una historia con una mina que vive enfrente".

A mediados de los ?90 comenzó a guionar filmes como "Corazón iluminado" (1996), de Héctor Babenco; o "La sonámbula, recuerdos del futuro" (1988), de Fernando Spiner; mientras que "La ciudad ausente" fue transformada en ópera junto al músico Gerardo Gandini y estrenada en el Teatro Colón tres años más tarde.

De esa época, 1997, es el pequeño escándalo del Premio Planeta en torno a "Plata Quemada", en el que uno de los finalistas, Gustavo Nielsen, denunció "predeterminación en favor de la obra de Piglia".

Con el nuevo milenio su reconocimiento se acrecentó, la cuestionada novela llegó al cine con un premio Goya; el mismo año guionó "El astillero", de David Lipszyc, sobre la novela homónima de Juan Carlos Onetti; y de 1999 es el ensayo "Formas breves".

Los premios arreciaron y llegó el Iberoamericano de Letras José Donoso, en coincidencia con el lanzamiento en 2005 de dos ensayos ineludibles, el "Diccionario de la novela de Macedonio Fernández" y "El último lector"; seguido por el premio de la Crí­tica de España en 2010; el Rómulo Gallegos en 2011 y el Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas en 2013, cuando Anagrama lanzó su última novela, "El camino de Ida".

Su incansable trabajo escribiendo y analizando literatura lo llevó al Konex de Brillante en 2014, mientras estaba al frente de la filmación para televisión de "Los siete locos" y "Los lanzallamas", sobre las novelas de Roberto Arlt.

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