Sebastián Salomón no oculta su bronca: "Fue vergonzoso lo de Acita"
Enojado. El entrenador de Los Andes sigue con malestar por el arbitraje en el duelo ante Acassuso y fue contundente. "Nos metieron la mano en el bolsillo", remarcó.
El entrenador de Los Andes, Sebastián Salomón, sigue enojado, con mucha bronca, por la actuación del árbitro Franco Acita en la derrota de su equipo ante Acassuso, en el que le anularon mal un gol a Matías Vera en la última jugada, y no dudó en calificar como "vergonzoso" lo de la terna arbitral.
"No tengo dudas que fuimos perjudicados. El árbitro y el juez de línea (por Matías Alonso, que anuló el gol de ex Lanús) tenían mucho miedo, los dos estaban condicionados. Todo fue alevoso. No estaban a la altura del partido", remarcó, todavía con cierto enojo, en diálogo con Radio La Red (AM 910).
El malestar el técnico del Milrayitas, que se lo notó desencajado tras el pitazo final, se centra en cuestiones puntuales: el gol mal anulado a Vera tras un buen pase filtrado de Quintana y un penal no cobrado ante Rodrigo Trejo cerca del epílogo.
"No tengo dudas que nos metieron la mano en el bolsillo. Si bien el gol de ellos es legítimo, y vino por errores nuestros que tenemos que corregir, el que anotó de Vera también fue gol, como también los penales, especialmente el que le hicieron a Trejo que yo, desde el banco y a 20 metros, lo noto clarito. El árbitro, para mí, estuvo condicionado, tenía un miedo terrible, y el línea, un resorte en el brazo", continuó, claro y contundente.
Esos fallos del juez del encuentro desataron el enojo de todo el plantel del Milrayitas, especialmente de Salomón, que rápidamente fue a buscar a Acita y tuvo que ser separados por colaboradores y algunos futbolistas, entre Gustavo Mbombaj, según marcan las imágenes televisivas, tras sentirse muy perjudicado.
El Turco explicó por qué del enojo y detalló: "Nosotros venimos laburando y haciéndonos cargo de lo que queremos, enfocados en jugar de determinada manera y promocionando chicos del club, a pesar de que en un principio nos trataban de locos y de que en esta categoría no se podía. Así convencimos a los chicos, se sienten identificados, y por eso que venga un tipo a manosearte, que se meta con pibes, da mucha bronca".
Y por último, concluyó: "Yo doy la cara. La di en el vestuario, le pedí perdón al cuerpo técnico, a los jugadores, al presidente y también a mis viejos, que me llamaron y me cagaron a pedos, porque lo que hice no está bien. Yo estoy tranquilo porque puedo mirar a cara y decir que estamos intentando hacer lo que alguna vez intentamos, y con lo que alguna vez nos comprometimos".