Brasil goleó a Argentina y le complicó más el presente
.
El equipo de Bauza nunca supo qué hacer con la pelota y permitió que los de Tite se florearan. Coutinho, Neymar y Paulinho hicieron los goles.
En una noche para el olvido, Argentina padeció su visita al Mineirao y cayó, gracias a la bondad de Brasil, sólo por 3 a 0.
El primer tiempo fue chato, opaco. Ninguno de los dos se lució desde lo futbolístico. Se jugó lejos de las áreas, con fricciones y cortes de juego constante. Sólo los grandes de ambos equipos, Messi y Neymar, rompían con la monotonía a través de apariciones fugaces, apilando rivales y dando pases entre líneas.
Claro está, nada realmente determinante. Argentina tuvo la primera chance a los 23 minutos con un remate de Biglia desde afuera. Inmediatamente después llegó la respuesta de Brasil y el 1 a 0.
Neymar asistió de taco a Coutinho y el once, con excesivo espacio y soportando una tenue marca, apiló hombres para terminar sacando un disparo al ángulo de derecha. Pese al resultado, el equipo de Bauza no reaccionó.
Un remate de Funes Mori de media distancia y otro de Enzo Pérez fueron las “llegadas” de Argentina. Poco y nada. Al seleccionado le faltó explosión de media cancha en adelante y precisión para llevar peligro al área de Alisson.
No tuvo una idea de ataque ni tampoco pudo improvisar. Brasil no fue más. Se replegó como un equipo chico de visitante. Pero le alcanzó y le sobró: en el fInal del primer tiempo y desde un lateral, Jesús puso a Neymar de frente a Romero y éste con categoría puso el 2 a 0.
En el inicio del complemento, Bauza mandó a Agüero a la cancha (sacando a Enzo Pérez que era de lo mejor) pero el problema fue más profundo que cambiar un nombre o un esquema.
El alma del equipo ya no era la misma. El ímpetu para ir a buscar el descuento y después el empate no estaban. Así las cosas, sobre los 13 minutos, Paulinho liquidó el partido con un toque tras un centro de Marcelo y un pase de Neymar.
Argentina se descontroló y Brasil aprovechó para hacer jugadas de fútbol playa, sobrar el resultado. Lo de siempre, y menos mal, porque si hubiera jugado a hacer los goles habría terminado en algo p
