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Temperley está bien de la cabeza y continúa peleando

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Con un frentazo de Adrián Arregui a los tres minutos y mucha actitud, el Gasolero derrotó a San Martín de San Juan y engrosó el promedio.

Temperley tiene motivos suficientes para seguir aferrado a los milagros. Como si fuera una reiteración de las últimas temporadas, el Celeste no quiere darse por vencido y está dispuesto a enfrentar la batalla.

El 1-0 sobre San Martín de San Juan le cayó redondo. Perdió Arsenal, también Olimpo y el coeficiente del promedio comienza a tomar otro color. Ahora, le sacó cinco a los de Sarandí y está a dos de los bahienses. Sí, cree en milagros. De arranque, Temperley logró el desahogo que tanto necesita.

De un córner alto y pasado de Di Lorenzo, se desprendió Arregui para meter un frentazo letal y cruzado que dejó sin respuestas a Ardente. El equipo de Esmerado se sacaba así un peso de encima y con el correr de los minutos fue logrando solidez en todas las líneas para justificar el marcador, ante un San Martín que no comprometió a Ayala.

Si bien es cierto que el Gasolero tampoco visitó más a Ardente, tuvo cosas destacadas: concentración y ubicación para cubrir los espacios. Lo negativo del primer tiempo: la salida de Marcos Figueroa (salió llorando, síntoma de saber de que se trata la lesión) y las amarillas de Ramiro Costa (luego expulsado) y Emiliano Ozuna, que no estarán la próxima fecha con Argentinos.

Con los sanjuaninos sin poder encontrarle la vuelta al trámite, el local atendía su juego y buscaba la manera de no abandonar la disciplina táctica a la hora de buscar un gol más. Sin embargo, a los 17 minutos Costa vio la roja por una falta en la salida rival y, en parte, complicó los papeles con bastante tiempo por recorrer.

Ahí, luego de un par de pelotas complicadas en el área de Ayala, Temperley logró salir del asedio y se plantó en campo enemigo. El Santo, en tanto, trataba de abrir por las bandas, ya que por el medio le era imposible sortear piernas rivales.

Temperley no le dio tregua, peleó cada pelota como si fuera la última y ya se comienzan a ver signos vitales de la mano del Gato Esmerado. Un triunfo esperado y festejado que no se daba desde la cuarta fe

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