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La Revolución Libertadora estrenó el Cadillac de Perón

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El auto que a partir de la próxima semana se exhibirá en el Museo de la Casa Rosada nunca llegó a tener a bordo al expresidente, quien lo mandó a comprar en 1955.

El Cadillac El Dorado II que ya está ubicado en el Museo de Casa Rosada, pero que recién se podrá visitar a partir de la próxima semana, lo mandó a comprar Juan Domingo Perón en 1955, pero nunca lo usó. Así, el "Cadillac de Perón" nunca fue de Perón. La Revolución Libertadora interrumpió el 16 de septiembre de 1955 el proceso democrático en el país y privó el deseo del General de subirse al exótico modelo importado de Estados Unidos.

En cambio, el auto sí fue utilizado por las autoridades que perpetraron el Golpe de Estado, y luego por los presidentes Arturo Frondizi, Arturo Illia, el dictador Jorge Rafael Videla, Raúl Alfonsín al asumir en 1983 y hasta hay una fotografía del venezolano Hugo Chávez junto al entonces ministro Julio De Vido en los jardines de Olivos en 2006.

Perón ni siquiera se subió cuando recuperó el poder el 12 de octubre de 1973: celebró su regreso a bordo de un Rambler Ambassador fabricado por IKA. Antes, en 1951, el gobierno peronista había recibido un Cadillac 75 Limousine que el General sí utilizaba con frecuencia.

El trabajo de la restauración no fue fácil, llevó su tiempo y necesitó de la colaboración de distintos especialistas, integrantes de la Fundación Museo del Automóvil, que trabajaron ad honorem.

Cuando asumió el presidente Mauricio Macri, quiso desfilar sobre este descapotable, pero los mecánicos lo desaconsejaron porque “calentaba”.

El motor es un V8 de casi siete litros de cilindrada. Puede alcanzar 180 kilómetros por hora. Sólo recorrió poco más de 18 mil kilómetros. Mide de largo 6,8 metros. Tiene levantavidrios eléctrico y debajo de la óptica trasera izquierda se encuentra la boca para cargar combustible.

El trabajo de la restauración no fue fácil, llevó su tiempo y necesitó de la colaboración de distintos especialistas, integrantes de la Fundación Museo del Automóvil, que trabajaron ad honorem. Sólo la chapa y pintura del vehículo llevó 60 días de trabajo; se reparó el motor eléctrico de arranque y el sistema de dirección hidráulica, la bomba de agua, se reemplazó el carburador y la bomba de nafta mecánica; se pintó el motor y accesorios; se reemplazaron los dos caños de escape y cuatro silenciadores por nuevos en acero inoxidable y, si bien se planeó mantener el tapizado original, después de varios intentos considerados "no satisfactorios" se confeccionó un tapizado completo en cueros naturales de origen vacuno. También se reemplazaron las telas de la capota y se rebobinó el motor eléctrico que impulsa la bomba hidráulica.

 

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