jueves 25 de diciembre de 2025
Profundo dolor.

La Navidad más triste de Natalia, la mamá del nene asesinado en Lomas de Zamora: "Me queda un árbol vacío"

Escribió una emotiva carta para su hijo, Joaquín Ruffo, asesinado por su padre en Lomas: "Donde estés, pedí un deseo: que mamá vuelva a sonreír".

Desde aquel 5 de agosto, nada fue igual en la vida de Natalia. Nunca imaginó que su marido, Alejandro Ruffo, iba a ser capaz de cometer semejante atrocidad con tal de provocarle un daño a ella. Lo que la sostiene en pie es la lucha para que se haga justicia por Joaquín, quien tenía apenas 8 años cuando fue asesinado por quien ella llama “no padre”. Ella se convirtió en su voz.

En esta Navidad hay un espacio vacío en la mesa, en el arbolito, en la casa y en la propia vida de Natalia. Mientras intenta lidiar con una pérdida a la que no va a acostumbrarse nunca, dio a conocer una emotiva carta para su hijo, que refleja todo lo que está viviendo en estas horas tan difíciles.

Natalia intenta buscar explicaciones, hace algún que otro reproche y admite que no volverá a ser la misma. Mientras intenta reencontrarse con esa sonrisa de Joaquín, la carta de Navidad incluye un deseo: poder volver a sonreír algún día.

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Natalia Ciak con su hijo, Joaquín Ruffo. Ambos vivían en Lomas de Zamora.

Natalia Ciak con su hijo, Joaquín Ruffo. Ambos vivían en Lomas de Zamora.

La carta de Natalia Ciak a su hijo, Joaquín Ruffo

"Y acá vamos de vuelta, mi dulce niño. Sabés, el tiempo, el reloj es muy traicionero. Algunos tienen la creencia de pensar que el tiempo lo cura todo. ¿Estás mejor?, me preguntan muchos… Mi respuesta debe aburrir a muchos. No estoy mejor. Me duele el alma. Es muy difícil describir algo así: desolación, corazón con agujeros, alma quebrada, mente aturdida. Salir del shock y realizar la ausencia real al lado mío y de quienes supieron conocerte y tener la suerte de que seas parte de sus vidas.

Época actual: Pre Navidad. Pasó el duelo a tu última Noche Buena. (Sí, sabés que los perfiles narcisistas suelen arruinar momentos festivos. De haberlo sabido, de haberlo visto, intuido, jamás hubiese sido parte.) Vuelvo y me quedo con tu mirada estrellada y la inocencia que explota el corazón cuando empezaba la Navidad. Los ojos revoloteando a todos lados: ¿Llegará? ¿Traerá lo que pedí? Y ahí llega esa mágica sonrisa con un poco de nerviosismo y… ¡la bolsa de arpillera en la puerta de la casa de los abuelos!

Este año me queda un árbol vacío, tu ilusión perdida, tus ojos cerrados y mi corazón perdido en un mundo que corre de prisa, que no entiende de duelos en estas épocas. Las personas que supuestamente siempre iban a estar a tu lado… siguen sus caminos. Algunos quedan, otros creen que lo superaste, y otros jamás preguntarán ni con un simple ¡Hola! para escuchar o leer, contener, empatizar, apoyar, acompañar.

Todas palabras que se perdieron en la sociedad. Todos estos que quieren que te abandones… y aquellos que sin conocerte se vuelven incondicionales.

"¡Mamá, levántate! Superá tu dolor un poco cada día. Sé suave con vos misma. Acariciá tu logro diario. Yo sigo al lado tuyo, en tu corazón. Nuestro lazo es eterno"...

¿Quién soy hoy? Una mamá sumida en un gran dolor. Trabajo no integrado. Trabajo en la culpa. Trabajo en volver a saber quién soy. No voy a ser la misma que era. ¿Pensar en bajar los brazos? Pensé más en eso y no me siento orgullosa. Solo querés dormir y dormir porque te anestesia.

Ahora bien, ¿por qué no lo hago? Porque Joaquín solo conoce una madre valiente, aguerrida, que hizo y hace todo por defenderse (defendernos). Que soporta la crítica sin empatía y apuesta a que su voz y la de su hijo sean oídas por una justicia dilatadora, que pareciera ponerse en el lugar del criminal. No loco. No psiquiátrico. Traicionero y narcisista. Quien solo merece la pena mayor ante cada declaración: "Lo hice para dejarle un mensaje a la madre."

No deja de sonar en mi mente, así como no salgo del shock por lo encontrado ese 5 de agosto.

¿Y por qué hoy te cuento esto? Jamás te hubiera traicionado. Siempre hice todo para cuidar tu bienestar y que no dejaras de ser un niño feliz. Porque lo fuiste. Sé que en el último tiempo te sentiste intranquilo. Lo dijiste: "Cortala". Se lo decías a tu papá, me defendías siempre de cosas que no deberías haber visto.

Te colmé de amor, amigos, los abuelos, la tía, todo lo que te diera felicidad. ¿Por qué volvimos?

Porque empezaban las clases y no quería que perdieras tu tiempo por temas adultos. Ojalá JAMÁS hubiéramos regresado.

No veo el futuro, solo imagino posibles panoramas. Como el libro que compramos esa vez: ¡Creá tu propia historia! No sé si en ellos te salvo. Ni si la justicia me oye. Ni si tu maestra te lee. O si él o su propia miseria acaba con él mismo… La realidad: Hoy no estás, y no volvés.

Esta Navidad y fin de año pido: Que donde estés hables de todo lo que vivimos juntos. Pedí un deseo: ¡Que mi mamá vuelva a sonreír! Que hables al cielo y sientas mis abrazos. Yo estoy ahí en tus victorias y derrotas, diciéndote al oído: ¡Créetela, mamá!

— Mamá.

— ¿Y qué, Joaquín?

— Convertí cada herida en una historia para contar, que ayude a otros.

Que tu alma baile de todo lo que logré acá.

Mi orgullo.

Te amo,

Mamá.

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