La Unión | De puño y letra

Julio Cortázar, un pequeño vecino ilustrado 

De puño y letra. Antes de convertirse en uno de los más grandes representantes de las letras argentinas, Cortázar fue un pibe de Banfield. Un vecino con una historia tan interesante como triste. 

Si de efemérides hablamos -como casi siempre- esta semana no podemos dejar pasar un evento del que el pasado jueves -26 de agosto-, se cumplieron 107 años. Ese día en 1914 nació uno de los vecinos más ilustres de toda nuestra historia, particularmente en lo referido a la literatura. Les hablo del gran Julio Cortázar. 

Los que sigan mis columnas en La Unión sabrán que los relatos sobre los hombres y mujeres que marcaron huellas en nuestro partido son los que más me gustan. Y vaya si Cortázar lo hizo, dentro y fuera de las fronteras de Lomas. Pero antes de convertirse en uno de los más grandes representantes de las letras argentinas, él fue un pibe de Banfield. Un vecino como cualquier otro, con una historia tan interesante como triste. 

Cortázar nació en Ixelles, distrito de Bruselas. Su padre, un diplomático porteño, trabajaba por entonces en la embajada argentina en Bélgica como agregado comercial. Hacia fines de la Primera Guerra, la familia pudo mudarse a Suiza gracias a la nacionalidad alemana de una de sus abuelas maternas. Poco después se volvieron a mover, esta vez a Barcelona, donde vivieron un año y medio. Pero cuando el pequeño Julio cumplió 4 años, los Cortázar tomaron la decisión de volver a la Argentina. Eligieron Banfield, en particular al barrio de viviendas amplias y con mucho terreno que se estaba formando cerca de la estación. La casa familiar estaba ubicada en Rodríguez Peña 585, entre San Martín y Azara, donde hoy hay una placa recordatoria. 

El pequeño Julio tenía que pasar mucho tiempo en cama porque se enfermaba seguido. Fue durante esos aburridos momentos que el pequeño descubrió a la lectura, su gran compañera. El precoz escritor, que creció junto a su madre, María Herminia, una tía y su hermana Ofelia, cursó la primaria en la Escuela Provincial N°10, que estaba en Maipú y Belgrano, del otro lado de las vías. Se recibió en 1928, a los 14 años, con un promedio sobresaliente en casi todas las materias. 

Cuando el pequeño Julio cumplió 4 años, los Cortázar tomaron la decisión de volver a la Argentina. Eligieron Banfield, en particular al barrio de viviendas amplias y con mucho terreno que se estaba formando cerca de la estación. La casa familiar estaba ubicada en Rodríguez Peña 585, entre San Martín y Azara, donde hoy hay una placa recordatoria. 

En sus textos se pueden encontrar muchísimas referencias a Banfield: algunos de esos recuerdos infantiles fueron relatados en "Los Venenos" y "Deshoras", dos de sus obras más conocidas, en las que dio a entender que pasó momentos verdaderamente difíciles.  

"Mucha servidumbre, excesiva sensibilidad, una tristeza frecuente", escribió al respecto en una carta dirigida a su amiga Graciela de Sola, en 1963. Nuestro barrio fue apenas una escala en su vida. Apenas logró independencia, buscó nuevos horizontes: Bélgica, Suiza, España y Francia. París fue la ciudad donde más tiempo vivió. Allí se estableció a partir de 1951, donde ambientó muchas de sus obras y donde murió, el 12 de febrero de 1984.  

Maestro del relato corto, la prosa poética y la narración breve en general, Cortázar creó una nueva forma de hacer literatura en Latinoamérica. Y sí, fue nuestro vecino. 

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