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Un jugador reconoció que arreglaron un ascenso

grave. Juan Tejera, defensor de Estudiantes de Rio Cuarto, afirmó que desde que llegó al club sabía que iban a ascender a la B Nacional. Este fin de semana lo lograron.

Víctor Ferro, excombatiente de Lomas, recuerda que cuando lo llamaron para ir al combate, sintió que ir “era su deber”, y remarca lo complicado que fue volver y encontrar trabajo.

“No estaba preparado para entender la criminalidad, para entender a dónde iba”, resume el lomense Víctor Argentino Ferro (57) sobre su viaje a las Islas Malvinas, a pocos días de cumplirse el aniversario de una guerra que todavía duele.

Víctor terminó la secundaria en el Enam y de ahí fue a la colimba. En marzo le dieron la baja, pero en abril fue reincorporado para ir a la guerra. El llamado del sargento para avisarle que tenía que presentarse fue en Semana Santa, justo cuando se iba a comer un asado con sus amigos. Pero no tuvo más información. “No sabíamos a dónde íbamos. Nos subimos a camiones, nos llevaron a El Palomar. Yo pensé que íbamos al Sur a hacer guardia, pero no, nos llevaron a Puerto Argentino. De hecho a Malvinas llegamos de noche y no sabíamos dónde estábamos”, recuerda.

En ese momento, él sentía que “era una obligación ir a Malvinas, que era su deber, y lo que correspondía”. La guerra no le dejó ninguna lesión física, pero tiene sus momentos “blandos”.

Esta pesadilla no terminó cuando finalizó el combate: “Cuando volvimos fue muy duro. Nos encontramos con otro país, otro Gobierno, otra situación de la gente. No conseguíamos trabajo. Nos daba vergüenza decir que éramos veteranos”.

Y agrega: “Fue muy complicado y sigue siéndolo todavía, sobre todo mezclado con esta situación de tener que aclarar si soy o no soy veterano de guerra. Los excombatientes entiendo que son los que combatieron en Malvinas, es sentido común, pero muchas veces el sentido común no es el más común de los sentidos y hay gente que empieza a sacar réditos de estas cosas. No entiendo otra categoría de excombatientes que la persona que estuvo en Malvinas y combatió en Malvinas”. Así, Víctor hace referencia al pedido de soldados que cumplieron tareas de vigilancia y defensa de las costas del litoral marítimo patagónico de ser reconocidos como veteranos de Malvinas.

VIVIR DESPUÉS DE LA GUERRA. El tiempo pasó, Víctor se recibió de abogado en la Universidad de Lomas y junto a su familia tiene un bazar gastronómico reconocido en Lomas y Lanús. Con sus dos hijos, Francisco, de 17; y Delfina, de 19, habla de Malvinas, pero no mucho: “Hablamos del tema menos de lo que ahora entiendo que tendría que haber hablado”.

A las Islas pudo volver en 2018, junto a excompañeros. “Fue maravilloso. Nos impulsó a ir el reconocimiento de los restos de los veteranos caídos allá, fuimos a rendirle homenaje a Darwin”, dice Víctor, y no puede evitar quebrarse. En ese viaje también se reencontró con compañeros que no veía hacía 25 años: “Terminó la guerra, nos tomaron prisioneros y no supimos más nada de nadie”.

ERRORES Y VIRTUDES. Para este excombatiente, la historia juzgará lo que pasó en Malvinas, pero concluye con un paralelismo interesante: “Ninguno estaba preparado para lo que pasó y para lo que vino después. Nos cuesta tanto reconocer nuestros errores y virtudes. Cuando Piazzola hacía tango, era reconocido en todo el mundo y a nosotros nos costaba decir que era tango, nos creemos con la sensatez de opinar de todo