Tango rebelde

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Tango Buenos Aires Festival y Mundial - Piazzolla Intimo

Tango Buenos Aires Festival y Mundial - Piazzolla Intimo

 

POR Mauricio Amaya

Hace 95 años nacía el “asesino” del tango, Astor Piazzolla. El genial bandoneonista irrumpió en el 2x4 con un montón de modernismos que le valieron la bronca de sus pares del momento, pero que con los años lo consagraron como un ícono del género. Sus profundas y hermosas composiciones quedaron inscriptas para siempre en el nervio musical argentino.

Astor arrancó su carrera musical a los ocho, cuando recibió un bandoneón que le regaló su padre. De pequeño, entre 1925 y 1936, vivió con su familia en Nueva York, una estadía que lo marcaría. Allí, comenzó a estudiar el instrumento y a la vez a introducirse en el jazz y en la música sinfónica Pero lo más significante fue el encuentro con Gardel mientras El Zorzal filmaba en Nueva York “El día que me quieras”.

Astor apareció en el film como un pequeño canillita. Un par de años después, ya en Buenos Aires, a 18 años, se sumó como bandoneonista en la Orquesta Típica de Anibal Troilo, donde permaneció hasta 1942. Estudió piano y su nivel musical le permitió emprender composiciones.

En 1946, formó su primera orquesta, “La 46” y compuso “El Desbande”, la pieza que él mismo reconoció como “su primer tango”. En 1949, inició sus estudios de dirección orquestal con Hermann Scherchen, un reconocido director y arreglista alemán. En 1953 presentó en Buenos Aires “Tres Movimientos Sinfónicos” para el concurso Fabien Sevitzky que se realizó en la Facultad de Derecho.

La introducción de bandoneones a una orquesta sinfónica despertó la ira del publico “culto” que terminó a las trompadas. Ya asentado en su identidad musical propia, en 1955 armó el Octeto de Buenos Aires integrado al maestro Atilio Stampone, Enrique Francini y Leopoldo Federico.

“Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no”, decía Astor. En 1958 regresa a los Estados Unidos, y se embarcaba en lo que denominó el “Jazz- Tango”. Luego compuso “Adiós, Nonino”, su obra más reconocida. La marca de Astor se plantaba ante las criticas al tiempo que formaba una carrera que lo consagraría en todo el mu

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