La vuelta esperada

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POR Martín Spagnuolo

Siempre que lo dirigió fue con altura, dando pelea, siendo protagonista, mostrando los dientes en todas las canchas. Ahora, tendrá una nueva oportunidad de mostrar sus armas en el club donde más lo quieren. De no mediar inconvenientes, a partir de la semana que viene, Julio César Falcioni iniciará su tercer ciclo como director técnico de Banfield y no es sólo una noticia más para los hinchas.

El entrenador llegará al club para suplir la salida de Claudio Vivas que, tras obtener un único triunfo en la primera fecha, no volvió a ganar, lo que condenó su “cuestionable” salida del club. Si la pelota sigue siendo redonda y el equipo que hace más goles es el que gana, probablemente la línea de juego de un equipo de Falcioni también siga intacta.

En la búsqueda por un parecido, su estilo está más cerca del de Mourinho que del de Pep Guardiola, salvando las enormes distancias. Con esto quiero decir que el tiki tiki no forma parte de su diccionario. Un equipo de Falcioni nace y muere presionando, conformado de atrás hacia adelante y nunca al revés, con una línea de cuatro defensores que no se negocia y una dedicada atención a los tiros libres a favor cerca del área.

Otro detalle llamativo (si se tienen en cuenta el proyecto del que se jactan los directivos del Taladro) es que Julio César, habitualmente, no juega con los “pibes”. A lo largo de su carrera como entrenador, la prioridad la tuvieron los más experimentados, en contraposición a lo que actualmente ocurre con el plantel banfileño, plagado de jóvenes del club haciendo sus primeras armas.

Como ejemplo está el Banfield campeón de 2009: el único juvenil titular era James Rodríguez que, no por casualidad, hoy es figura del Real Madrid. En este caso habrá que darle el beneficio de la duda a los que eligen hasta que el propio DT haga sus primeros movimientos en el equipo. Su última incursión en el fútbol local lo tuvo como director técnico de Quilmes, un equipo en el que duró sólo algunas fechas y en el que cosechó 16 puntos en 17 partidos, de los cuales perdió nueve.

Bastante poco, viniendo de un entrenador que supo ser casi campeón invicto con Banfield, estuvo más de 30 partidos sin perder con Boca y llegó a la final de la Copa Libertadores. El tiempo, la paciencia de la dirigencia y los resultados depararán su fut

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