Banfield sufrió un duro golpe a manos de un práctico Arsenal

El Taladro, a pesar del rápido gol, no le encontró la vuelta al partido. La visita, con 10, tuvo en Federico Milo la llave de la victoria, la primera de la Superliga. Flojo partido de los de Falcioni.

Para Banfield fue una trompada al hígado. La derrota por 2-1 ante Arsenal, como local, le impidió colocarse como único escolta de Boca. El equipo de Julio Falcioni tuvo una tarde-noche para olvidar lo antes posible.

Como dijo Pablo Mouche tras la derrota: “Tenemos que ser más inteligentes, más vivos. Somos unos b....”. El Taladro enfrentó al equipo más débil de la Superliga, que ayer sumó los primeros puntos, ya que venía zapatero. En la primera que aceleró, el Taladro abrió el marcador.

Cvitanich buscó la diagonal de Mouche, el remate lo desvió Santillo, la defensa del Arse no reaccionó, centro atrás de Sperduti y derechazo del pibe Álvarez contra el palo zurdo. Todo le sale bien a Banfield y Falcioni.

El recambio tal vez no tenga continuidad, pero el tandilense aprovechó que pisó el área y la mandó a la red. Hasta el gol, Arsenal estaba mejor. Con un 4-4-1-1 bien definido, la soltura de Wilchez y los movimientos de Contreras complicaban. Pero, tras el 1-0, todo cambió. Banfield fue el equipo aplomado que viene siendo, y a pesar de una gran respuesta de Altamirano ante un cabezazo de Contreras, manejó el trámite.

De la jugada siguiente, Baliño no advirtió una mano de Civelli. El equipo de Grondona se confundió y apeló al juego brusco. Monteseirín caminó por la cornisa, pero fue Contreras el que se llevó la roja por una plancha desmedida en perjuicio de Renato Civelli. Todo estaba a pedir de Banfield. El marcador y la ventaja numérica.

Pero no la supo administrar y el Arse se jugó la vida, aún en el peor escenario. El ingresado Milo empató de cabeza (le ganó a Civelli) y el local se desesperó. Lo fue a buscar con todo y todos (Villagra, Lucero y Asenjo), pero en una gran contra de Milo y una magnífica definición de Ferreyra, los del Viaducto se llevaron una merecida victoria, que a Banfield le cayó como un golpe de noc