Los canillitas lomenses y su heroica resistencia a la era digital

DÍA DEL CANILLITA. A pesar de los cambios en las formas de consumo informativo, Mauricio, Martín y Víctor siguen apostando con pasión por un oficio que ya conforma la identidad de Lomas de Zamora.

Martín Mauricio y Víctor orgullosos de su profesión la cual llevan a cabo hace varias décadas en Lomas

Martín, Mauricio y Víctor, orgullosos de su profesión, la cual llevan a cabo hace varias décadas en Lomas.

Cada 7 de noviembre se celebra en Argentina el Día del Canillita, en homenaje a Florencio Sánchez, quien inmortalizó el término para referirse a los vendedores de diarios. En Lomas, tres referentes del oficio mantienen viva una tradición que lleva décadas en las calles, siendo además un símbolo de cercanía y compromiso con la comunidad.

El lomense Mauricio Rizzello es canillita y atiende su puesto ubicado en Laprida y España. Su labor en la profesión se remonta hace varias décadas atrás: "Empecé con este trabajo junto a mi padre, quien compró un puesto de diario en 1981. Esa garita está ubicada en Laprida y Acevedo, la cual es administrada actualmente por mi hermano, que también está en el rubro".

Empecé con este trabajo junto a mi padre, quien compró un puesto de diario en 1981. Esa garita está ubicada en Laprida y Acevedo, la cual es administrada actualmente por mi hermano, que también está en el rubro

Martín, el hermano de Mauricio, contó que su vida está ligada a los periódicos desde prácticamente su nacimiento: "Mis primeros pasos los di en este puesto de diarios. Aprendí el oficio a los siete años, cuando venía a colaborar luego de ir al colegio".

"Hace 44 años que existe este puesto, lo que hizo que nos ganemos el respeto y el cariño de los vecinos: somos una especie de referencia en la peatonal", admitió Martín, que rápidamente reveló que el espacio que atiende una vez fue visitado por el piloto Marcos Di Palma, quien presentó su libro y firmó autógrafos en el lugar, allá por los primeros años de la década del 2000.

Por su parte, el vecino Víctor Giménez se sumó a la charla y admitió que acaba de cumplir 50 años como canillita, una cifra que lo enorgullece como persona. "Este trabajo es muy lindo, estar en contacto con los clientes es maravilloso. Todos los días son distintos y hay historias que me sorprenden gratamente, desde el paso de un famoso hasta la emoción de un niño por llevarse un producto que tanto deseaba", detalló.

"El rubro se puso difícil en los últimos años, con la llegada de las nuevas tecnologías. Los diarios en formato papel se consumen cada vez menos, entonces debimos reinventarnos para poder subsistir: se agregaron muchos más productos para la venta, lo que permite atraer al cliente a partir de otras necesidades", explicó Mauricio, quien además se desempeña como profesor de educación física.

El rubro se puso difícil en los últimos años, con la llegada de las nuevas tecnologías. Los diarios en formato papel se consumen cada vez menos, entonces debimos reinventarnos para poder subsistir: se agregaron muchos más productos para la venta, lo que permite atraer al cliente a partir de otras necesidades

Los canillitas coincidieron que el esfuerzo, la dedicación y la templanza son las aptitudes más destacadas de su profesión, las cuales los mantienen aún con entereza para intentar sobreponerse a la delicada situación económica. "Hay que abrir el puesto, aunque haga calor, frío o llueva: prácticamente está prohibido enfermarse. No cualquiera puede ser canillita, por lo que es un orgullo", recalcó Martín, mientras que Víctor sostuvo que "el trabajo es lo que te da la experiencia para mejorar las habilidades de atención, ese el éxito de nuestro rubro".

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