El furor de la serie Heidi y del hitazo "Abuelito dime tú"

TV Retro. La adaptación televisiva del libro fue un éxito en todo mundo y también en la Argentina. La tema principal se convirtió en un clásico. 

Heidi un furor

Heidi, un furor.

Heidi, el libro más exitoso de la autora suiza Johanna Spyri, tuvo su primera adaptación televisiva en 1974 en un formato de animé producido por el estudio de animación japonés Zuiyo Eizo, actualmente llamado Nippon Animation

Al igual que en el libro, las aventuras de Heidi comienzan cuando la niña es enviada a vivir con su abuelito, un viejo gruñón que vive en los Alpes suizos. 

Poco a poco, el anciano le va tomando cariño a su nieta, que vive innumerables aventuras con sus amigos, Pedro y Clara, el perro Niebla y la pequeña cabra Copito de Nieve.

La serie consta de apenas 52 episodios, pero le alcanzó para ser un éxito en todo el mundo. La serie llegó a la Argentina cerca de los '80 y fue un éxito arrollador, mientras que los capítulos se repitieron en incontables ocasiones y en varios canales. 

Los productos relaciones con la serie se vendían por doquier y hasta las niñas optaban por el disfraz de Heidi, a pesar que el Conurbano distaba mucho de la realidad de los Alpes y de las costumbres de un par de siglos atrás. 

Además, por entonces la canción "Abuelito dime tú", tema central de la serie, sonaba a rabiar en todos los programa infantiles con melodía de aire tirolés. 

La serie tenía otras canciones, pero esta melodía es la más recordada e incluso más parodiada por el ingenio popular. 

La serie animada japonesa sigue a Heidi, una niña de cinco años, huérfana de padre y madre, es llevada por su tía Dete a la montaña suiza de Alm a vivir con su abuelo, para tomar un trabajo en la ciudad de Fráncfort del Meno, en Alemania. 

Al principio, el Viejo de los Alpes, como es conocido en las aldeas de la cercanía, no está muy contento de tener que cuidar a su nieta.  

De todos modos, la ternura y alegría de su niña hace que él poco a poco vaya cambiando de carácter, no solo con ella sino con el resto de la gente. 

Heidi descubrió una encantadora vida en las montañas y no desea irse, hace amistad con un pastorcito vecino llamado Pedro y juntos toman agradables paseos en las montañas al pastorear a las cabras.

Para sumarle más bondad al personaje de la niña, Heidi rápidamente se gana el cariño de todos, incluso de la abuela de Pedro, una anciana débil y ciega. 

De todos modos, la historia tiene sus momentos tristes cuando la tía Dete regresa para llevarse a Heidi con ella, ya que asegura tener una magnífica oportunidad para la manutención y educación de Heidi en Fráncfort, con tal de que le haga compañía a la hija del señor Sesemann.  

Mientras que en la ciudad, Heidi descubre que Klara Sesemann es una niña que no puede caminar y se mueve en silla de ruedas. 

Pronto se hacen amigas. También en este nuevo hogar Heidi tendrá que someterse a la estricta señorita Rottenmeier, la institutriz de Klara. 

Cuando por fin se reúne con su abuelo y sus amigos en las montañas de los Alpes, Heidi recibirá la visita de Klara y su abuela, y ocurrirá un milagro, que será una gran alegría para todos y le pone un final feliz a la historia. 

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