La inesperada confesión del joven que baleó al mecánico de Temperley
TESTIMONIO CLAVE. Aseguró que disparó porque se lo ordenó su cómplice, quien lo habría amenazado de muerte. Además, contó que el otro detenido conocía a la víctima.
Uno de los sicarios detenidos por balear al mecánico de Temperley confesó haber sido el autor del disparo y dijo que su cómplice lo obligó a hacerlo, bajo amenaza de muerte.
La causa tiene como imputados a Gonzalo R.P., de 22 años, y Federico G.B., de 29. Ambos habían sido detenidos en un domicilio de la calle Tucumán al 1.400, en Banfield. Una cámara de seguridad demostró que fueron ellos quienes se acercaron al taller de la víctima, Leonardo Micheli, para pegarle un tiro en la cabeza y luego escapar.
Si bien los dos se habían negado a declarar, el menor de ellos finalmente confesó ser el autor material del disparo. Lo hizo en las últimas horas ante el fiscal Marcelo Domínguez, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 5 de Lomas de Zamora.
Rodrigo explicó que el plan fue idea de Federico, quien lo fue a buscar a su casa, lo encerró y le ordenó que matara al mecánico el día siguiente, con la promesa de pagarle un dinero por el crimen. "Vamos a laburar, vamos a matar al chabón", le habría expresado.
Según la declaración, Federico le dio a Gonzalo un arma calibre 22 para dispararle a la víctima y le advirtió que si no lo hacía, él mataría a toda su familia. El joven no tuvo más remedio que obedecer. Cuando estuvieron cara a cara con el mecánico, sacó el arma y le dio un tiro en la cabeza a corta distancia, tal como mostraron las imágenes.
Después del ataque, siempre según el relato de Gonzalo, los dos huyeron en la moto hasta la casa de Federico. Éste último empezó a despintar el rodado, que había sido pintado de negro para complicar la investigación.
Cuando el fiscal le preguntó a Gonzalo si conocía a la víctima, contestó que no, pero dio datos reveladores: Federico sí tenía un vínculo con el mecánico y quería vengarse de un supuesto abuso sexual cometido por Leonardo hacia una familiar suya. Esta versión, que de alguna manera valida la hipótesis de un ajuste de cuentas, está bajo investigación.
Finalmente, el detenido confirmó que su cómplice trabajaba cerca de la casa de Micheli, que había instalado cámaras en la casa de al lado y que se había robado el DVR para que no quedaran registros fílmicos del ataque.
Mientras la Justicia avanza con las pesquisas, el mecánico continúa internado en el Hospital del Bicentenario de Monte Grande. Los médicos lo operaron y sigue en terapia intensiva, estable, luchando por su vida.