Colegio Shakespeare: 100 años de relación anglosajona-argentina
EN TEMPERLEY. Se fundó en 1922 para educar a los hijos de los trabajadores del Ferrocarril Sud, casi todos ingleses. La historia, contada por el director general.
El Colegio William Shakespeare de Temperley cumplió un siglo de vida el pasado 23 de abril, en conmemoración por la fecha de nacimiento del exitoso dramaturgo por el cual lleva el nombre el colegio. Cien años de enseñanza que comenzó gracias a una mujer inglesa que tenía el objetivo de darle clases a los hijos de los trabajadores del Ferrocarril Sud y que hoy sigue un legado en manos de Guillermo Bruno, quien trabaja en la institución hace 46 años, justamente un hijo de uno de aquellos trabajadores ferroviarios. El director contó la historia del colegio y la particular relación con el General Pablo Ricchieri.
El colegio nació gracias a la fundadora Sara E. de Furber, una mujer inglesa que creó The British School con el objetivo de darle clases a los hijos de los trabajadores del Ferrocarril Sud. "Mi papá era uno de esos trabajadores, un carpintero ferroviario que hacía los vagones del hoy Ferrocarril Roca", contó Bruno sobre los inicios, allá por 1922.
El colegio nació gracias a la fundadora Sara E. de Furber, una mujer inglesa que creó The British School con el objetivo de darle clases a los hijos de los trabajadores del Ferrocarril Sud.
"Esta casa perteneció al General Pablo Ricchieri. La compró y vino a vivir a Temperley porque se le murió su primera hija, con el objetivo de estar en un lugar más tranquilo", reveló el docente sobre la participación del militar que es recordado por insertar, en 1901, el servicio militar obligatorio en Argentina, proceso que Guillermo cumplió y que, paradójicamente, fue citado para defender la patria en la Guerra de Malvinas.
"La esposa de Ricchieri quedó nuevamente embarazada, pero a los 15 años también falleció. Como aquel entonces no había psiquiátricos, él decidió dejar a su esposa en lo que hoy es el altillo del colegio junto a una ama de llaves", contó, y rápidamente añadió: "Ellos al tiempo decidieron irse a la Capital Federal y ahí es donde Charles Kirby, una persona muy importante para nuestro colegio, compra la casa".
En 1946 y por una decisión gubernamental, se obligó a cambiar el nombre del colegio y ahí pasó a llamarse William Shakespeare. "Kirby estaba a cargo en ese momento y decidió mantener en el escudo las siglas de la antigua denominación", recalcó Bruno, que inmediatamente explicó que el lema que se puede leer en la parte inferior del logo, "Tenax Propositi" significa tenacidad en los propósitos. Cabe destacar que el colegio secundario y el terciario se llaman "Instituto San Agustín".
"Yo entré al colegio en 1976 gracias a un profesor de la Universidad de Buenos Aires que me preguntó si quería dar clases en Temperley, ya que era ayudante de su cátedra, y me encantó esa idea. En ese momento vivía en Adrogué y me tomaba el tren sin costo, ya que era hijo de ferroviario, para llegar a Temperley", rememoró.
Yo entré al colegio en 1976 gracias a un profesor de la Universidad de Buenos Aires que me preguntó si quería dar clases en Temperley, ya que era ayudante de su cátedra, y me encantó esa idea. En ese momento vivía en Adrogué y me tomaba el tren sin costo, ya que era hijo de ferroviario, para llegar a Temperley.
Fue para esa época que Kirby juntó a un grupo de docentes del colegio con la intención de donarles el nombre y que ellos sigan con el legado de la institución bilingüe. Así fue que se armó una especie de cooperativa para evitar que la institución cierre las puertas. "Yo fui a una de esas reuniones y él no me conocía, pero me dijo que yo iba a ser el sucesor", admitió, aún sorprendido por aquellas palabras que se cumplieron.
"Al principio, la mayoría de los alumnos eran descendientes ingleses y luego hubo más diversidad. Los primeros no ingleses que estuvieron en The British School eran dos hermanos de apellido Rodríguez: la chica fue docente del colegio hace muy poco como maestra de castellano", admitió.
Yo fui a una de esas reuniones y Kirby no me conocía, pero me dijo que yo iba a ser el sucesor.
Guillermo contó que viene de una familia muy humilde y que, a pesar de todas las adversidades y el apoyo de sus padres, pudo salir adelante. Es por eso que tiene un proyecto en mente: fundar una escuela para una comunidad sin recursos, con el objetivo de educar a chicos y que puedan tener un futuro digno.
Para finalizar, Bruno rememoró la emoción que sintió hace muy pocos días en el acto por los 100 años del colegio: "El Regimiento de Patricios ingresó tocando la marcha de las Malvinas, mientras que los gaiteros hicieron sonar la gaita escocesa. En un momento, ingleses y argentinos entonaron la marcha de San Lorenzo. Se me cayeron las lágrimas porque era la conjunción de mis dos raíces".