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La Biblioteca Gutiérrez arregló su mirador que servía como vigilancia en el siglo XIX

VALOR HISTÓRICO. Luego de años sin uso, la comisión de la institución decidió restaurar por completo la escalera que lleva al lugar sobre la avenida Almirante Brown. 

La escalera ya est arreglada y habilitada para subir al mirador

Crédito: Eduardo Alfaro

La escalera ya está arreglada y habilitada para subir al mirador.

La Biblioteca Juan María Gutiérrez su fundó en 1938, pero funciona en un espacio que data de 1840, un lugar que servía como un puesto de vigilancia gracias al mirador que aún existe pero que, hasta hace poco, estaba clausurado. Andrés Filippo (53) es el presidente de la institución y contó que decidieron abrir, luego de años, una puerta que daba a una escalera, la cual remodelaron por completo para volver a utilizar el espacio y subir al mirador, una construcción que es histórica y emblemática.

El espacio donde hoy se encuentra la biblioteca antiguamente era una posta por donde pasaban las diligencias que venían desde la Ciudad de Buenos Aires y que viajaban hacia otras provincias por el Camino Real (hoy, la avenida Hipólito Yrigoyen). "Era la primera parada, conocida como la posta de las Botijas, luego de 14 kilómetros de viaje", explicó Andrés.

En el interior de la sede aún se encuentra un mirador de aquella época, que servía como puesto de vigilancia para ver las diligencias a la distancia y, según agregó Filippo, también se rumoreaba que existía para alertar a la gente de los malones.

En el interior de la sede aún se encuentra un mirador de aquella época, que servía como puesto de vigilancia para ver las diligencias a la distancia y, según agregó Filippo, también se rumoreaba que existía para alertar a la gente de los malones. "Este espacio estuvo abandonado por años y la puerta que daba al mirador, durante décadas, se mantuvo cerrada con tranca y candado. Cuando abrimos, nos encontramos con una escalera estilo caracol muy hermosa pero destruida y por eso decidimos restaurarla y poner todo el espacio en valor", acotó.

LA RESTAURACIÓN

Franco Morel trabaja y hace mantenimientos en la biblioteca y, esta vez, estuvo a cargo del arreglo de las escaleras que conducen al mirador: "La escalera es en forma de caracol y llevaba mucho tiempo sin cuidados, por eso los años la han castigado. La madera era muy buena, clavé algunos escalones sueltos, la lijé, la limpié y le di brillo con barniz. Es la primera vez que trabajo con una escalera tan antigua, del siglo XIX, y prácticamente sin usodesde hace años".

La escalera es en forma de caracol y llevaba mucho tiempo sin cuidados, por eso los años la han castigado. La madera era muy buena, clavé algunos escalones sueltos, la lijé, la limpié y le di brillo con barniz. Es la primera vez que trabajo con una escalera tan antigua, del siglo XIX, y prácticamente sin uso desde hace años.

Por otra parte, contó que la baranda estaba "muy suelta" ya que en ese tiempo no se soldaba y sí se remachaba, por lo que debió asegurarla para que cumpla su función. Las paredes también recibieron manos de pintura porque estaban con agujeros, graffitis y descascaradas.

"Hubo un tiempo que la gente se metió por el altillo, ya que había una abertura. Ahora colocamos una puerta para cerrar el paso", aseguró Morel, mientras que Filippo añadió: "Poder elevarnos por esa escalera y llegar a ver el cielo desde la terraza, que antes era imposible, es increíble e interesante".

Poder elevarnos por esa escalera y llegar a ver el cielo desde la terraza, que antes era imposible, es increíble e interesante.

Lo cierto es que la llegada del Ferrocarril del Sud y la construcción de las vías, a metros del lugar, hizo que las diligencias dejasen de existir, pero el espacio (que cuenta con varias habitaciones) sirvió como alojamiento de los ingenieros y constructores que trabajaban en la zona.

Cabe destacar que el creador de la biblioteca fue Menéndez Barriola, que donó su colección personal y se utilizó la casona que, para ese entonces, también había dejado de servir como alojamiento.

"Actualmente contamos con más de 30 mil ejemplares y, además, se hacen muchas actividades culturales como talleres de teatro, de energía solar, de yoga, entre otros", aseguró el presidente, que es hijo de Amelia March, la histórica secretaria del lugar que trabajó durante 30 años en el lugar.

Lo cierto es que la llegada del Ferrocarril del Sud y la construcción de las vías, a metros del lugar, hizo que las diligencias dejasen de existir, pero el espacio sirvió como alojamiento de los ingenieros y constructores que trabajaban en la zona.

Andrés admitió que las restauraciones no solo alcanzaron al mirador, sino que también realizaron trabajos de pintura y mantención del edificio. Además, en el salón de lectura, ya planean construir estanterías desde el piso hasta el techo para un mejor orden y conservación de los libros.

Para finalizar, Filippo se mostró muy contento de volver al ruedo luego de lo que fue el parate por la pandemia, con actividades culturales, ferias y recitales: "Tenemos como proyecto para el año que viene poder hacer una feria del libro y un cine debate".

Aquellos vecinos que quieran hacerse socios de la biblioteca ($100 por mes) deben acercarse a la sede, ubicada en Almirante Brown 2163.