El adiós a la última antigua imprenta de Lomas

"FIN DE UN CICLO". El tipógrafo Néstor Villalba decidió cerrar la Gráfica Selece, tras más de 50 años en la profesión. Creaba los textos letra por letra, incluso en la actualidad.

El último tipógrafo convencional de Lomas, que hasta los últimos días trabajó fiel a su estilo y con impresiones letra por letra, decidió dejar la profesión. Así, a los 69 años, Néstor Villalba se despidió de una de sus grandes pasiones, una actividad que lo acompañó por más de medio siglo. "Se cumplió un ciclo", dijo, emocionado, y repasó cómo fue hacer trabajos con moldes y plomo caliente en su gráfica, el arte de componer un texto con grandes maquinarias y la aceptación de las nuevas tecnologías, una evolución necesaria para la humanidad.

Néstor tiene 69 años, hace 56 que se dedicaba a la tipografía y desde la década del '90 que trabajaba en la emblemática Gráfica Selece, situada en Balcarce 508. Un local que, a partir de ahora, tendrá las persianas bajas, pero en donde jamás se borrará la pasión y el desempeño de Villalba para armar textos y palabras, letra por letra, un método que instauró Johannes Gutenberg en el siglo XV.

"Aprendí el oficio en Glew, en una imprenta que hacía las publicidades para la cantina La cueva de Zingarella, donde se sacaba la foto y te daban la propaganda en un cartón", empezó a relatar Néstor sobre cómo comenzó a descubrir lo que sería su profesión a lo largo de toda su vida.

Cuando me traían para armar una tarjeta de presentación, el encabezamiento de un talonario o el nombre de un local, lo hacía letra por letra. Algunos trabajos me costaban más de medio día, entre la impresión y la corrección.

La impresión que realizaba Néstor en los primeros pasos de su local y durante mucho tiempo, era artesanal y estaba más asociada al invento de Johannes Gutenberg, la imprenta de tipo "móvil": "Cuando me traían para armar una tarjeta de presentación, el encabezamiento de un talonario o el nombre de un local, lo hacía letra por letra. Algunos trabajos me costaban más de medio día, entre la impresión y la corrección".

"Luego trabajé con plomo caliente, que era la forma de impresión de las máquinas linotipo. Había una especie de moldes o matrices con las letras, se volcaba el metal líquido y se tipeaba el texto", rememoró Néstor sobre el particular método para escribir que se utilizaba a mediados del siglo XX, también impensado para la actualidad.

Jugaba mucho con la tipografía, trataba de ser original para que al cliente le gustara el producto final. Las cosas que aprendí a lo largo de mi vida se las debo a la imprenta y a la gráfica.

Además de la impresión, el arte de componer con las letras y la infinidad de variantes o posiciones era lo que más le fascinaba a Néstor. "Jugaba mucho con la tipografía, trataba de ser original para que al cliente le gustara el producto final. Las cosas que aprendí a lo largo de mi vida se las debo a la imprenta y a la gráfica", admitió, muy sincero en cada una de sus palabras.

Néstor trabaja hace más de 40 años para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), donde empezó con la labor gracias a las máquinas tipográficas: las entradas, por ejemplo, se armaban letra por letra y se debían pasar por una imprenta similar a la minerva, pero mucho más grande. "Todavía se hacen cosas con máquinas antiguas, como por ejemplo el puntillado de las mismas entradas, aunque ahora eso está parado porque no hay público en las canchas", reveló.

Yo amaba la imprenta artesanal y por eso seguí con ese estilo y no me adapté a lo digital, a lo más moderno.

"La tecnología avanzó y trajo grandes novedades para el armado del texto y la impresión. Ya no hay gente capacitada para usar la vieja tipografía, es algo del pasado", sostuvo Villalba, consciente de que esos avances son un gran paso para la evolución de la humanidad. "Yo amaba la imprenta artesanal y por eso seguí con ese estilo y no me adapté a lo digital, a lo más moderno", explicó el lomense.

Su hija Cecilia siguió sus pasos y se recibió como diseñadora gráfica. "Siempre le gustó la imprenta y hasta me dijo que se va a quedar con una de las máquinas, la minerva, que es como una hija más", dijo Néstor, orgulloso de dejar un legado.

"Me llevo un montón de recuerdos hermosos gracias a la profesión. Ahora, en esta nueva vida, dedicaré mi tiempo a mis otras dos pasiones: el fútbol y el canto", concluyó. Se cerró un capítulo en la historia de la gráfica en Lomas.