La Óptica Otero cumple 50 años: su historia en pleno centro de Lomas

UN EMBLEMA . Tomás Otero contó los inicios de su local familiar, en donde también hace beneficencia con los vecinos carenciados.

Un día como hoy, pero hace cinco décadas atrás, la Óptica Otero (Almirante Brown 2111, casi esquina Balcarce) abría sus puertas al público por primera vez. Tomás Otero (83), su mentor, dialogó con el Diario La Unión y reveló de qué manera comenzó a construir su negocio familiar, por el cual pasaron su padre, su esposa y sus hijos.

Tomás nació en España en 1940 y se mudó a Argentina junto a sus padres y hermanos. Ya en el país, desde muy chico incursionó en el mundo de la óptica: mientras estudiaba el primario arrancó a trabajar como cadete en una óptica ubicada en Capital Federal. "Me gustó la profesión y aprendí mucho porque era un lugar que contaba con todo lo necesario para el armado de lentes", rememoró sobre sus inicios.

Me gustó la profesión y aprendí mucho porque era un lugar que contaba con todo lo necesario para el armado de lentes.

Para ese entonces, Otero ya vivía en Lomas junto a su familia: la llegada al distrito fue gracias a su padre, quien compró un lote en Lamadrid al 1600, donde luego construyó su casa.

"Yo viajaba todos los días para trabajar en la óptica de Capital, pero un día el dueño me dijo que iba a cerrar el local. En ese momento yo me encontraba estudiando la tecnicatura para recibirme como óptico", reveló Tomás.

En 1959, Otero se recibió como óptico técnico (además es contactólogo) y al año siguiente oficializó su título. Con el paso de los años, Tomás trabajó en la Óptica Lizarralde, la segunda más antigua de Lomas, pero ya con la firme idea de progresar en el mundo de los anteojos y contar con un espacio propio. "Donde está ubicado mi local iba a ser una galería comercial, con la entrada por Almirante Brown. Esa galería nunca se construyó y yo probé abrir la óptica por unos meses: el 5 de febrero de 1974 fue la apertura formal, mucha gente colaboró para que todo sea posible", rememoró.

Donde está ubicado mi local iba a ser una galería comercial, con la entrada por Almirante Brown. Esa galería nunca se construyó y yo probé abrir la óptica por unos meses: el 5 de febrero de 1974 fue la apertura formal, mucha gente colaboró para que todo sea posible.

"Yo abrí para atender al vecino común, al pueblo, a los gremios y a las obras sociales. Esa era la característica de nuestro lugar", dijo Tomás. Tal es así que, hace más de cuatro décadas que ayuda al Pequeño Cottolengo Argentino Don Orione y a Cáritas. "Aquellos que necesitan ayuda los atiendo con gusto", alcanzó a decir Otero, en medio de lágrimas de emoción.

Según contó el propio dueño, al principio todo el trabajo era manual y, con el paso del tiempo, "llegaron las nuevas tecnologías para mejorar la producción". Venta de antejos, calibrados de lentes y soldaduras son algunas de las tareas que lleva adelante la óptica.  

"A este lugar le puse mucho más que el corazón porque creo que para triunfar en la vida hay que tener honestidad y servicio. Acá colaboró toda mi familia: mi padre fue el primero que me ayudó con las compras de los materiales, pero también trabajó mi esposa y cinco de mis seis hijos", concluyó el lomense, dejando más que en claro lo que significa su local familiar, ya emblemático para la rica historia de Lomas.