Es de Lomas y llegó al Vaticano por una antigua ruta de peregrinación a pie
objetivo cumplido. De Inglaterra a Roma, el lomense Rodrigo Grosso caminó 2.273 kilómetros en 98 días por la Vía Francigena. Fue contando el paso a paso en sus redes.
Tarda en llegar, pero al final hay recompensa. Esa reconocida frase de Gustavo Cerati la vivió en carne propia el lomense Rodrigo Grosso (33) quien llegó al Vaticano por la Vía Francigena: una antigua ruta de peregrinación que une las ciudades de Canterbury (Inglaterra) con Roma.
La travesía, que contó paso a paso por @tu.copiloto.nomada, comenzó hace casi cuatro meses, el 14 de junio. A partir de ahí, caminó 2.273 kilómetros, que equivale a 2.800.000 pasos, en 98 días, un total de 500 para lograr su objetivo.
"La mezcla de alegría, emoción, nostalgia, adrenalina y sensaciones inexplicables que he sentido al llegar al Vaticano valieron la pena cada una de las dificultades que he tenido en el camino. Desde las ampollas en Inglaterra, las largas caminatas sin comida ni agua en Francia, los hermosos paisajes en Suiza y la hospitalidad de Italia se termina una etapa", remarcó Rodrigo en sus redes.
Le gusta caminar y ya hizo varios caminos de peregrinación en Europa y en Argentina. "Me gusta el ambiente que se genera. Nunca se exige nada y hay una amabilidad constante, se conoce gente buena que siempre está ahí para un intercambio", resumió, y aclaró: "No soy religioso para nada, pero me gusta este tipo de eventos que son históricos".
Llegar a Roma tras recorrer este camino de tantos kilómetros a pie es sumamente importante para este vecino que vivía en el centro de Lomas y se fue del país en 2016 tras recibirse en la Universidad de Buenos Aires (UBA) de licenciado en Administración de Empresas.
Este proyecto lo comenzó para las redes sociales y la web porque su idea es promocionar lugares que no sean tan conocidos. Por eso, crea contenidos en habla hispana y da información, para hacerlos accesibles a todos, a través de artículos o guías para las personas que le gusta la aventura.
Pero hay que saber que no todos son momentos lindos y de sociabilidad, si no que hay cuestiones adversas a las que enfrentarse, como el clima: olas de calor, lluvias torrenciales, neblinas que no dejan ver. O, también, se puede dificultar el encontrar un lugar para acampar y descansar como le pasó esta vez en Francia. "Éramos tres que caminábamos juntos en ese momento y recién después de recorrer como unos 40 kilómetros hallamos un espacio de descanso, pero fueron más de 12 horas caminando y ya al final de la noche me movía por inercia con muy poca energía", recordó.
Ya tiene en mente otra excursión y caminata. "Todo depende si puedo costear el próximo viaje económicamente que no es fácil y más que nada a largo plazo, pero tengo en mente varios recorridos", anticipó el viajero que añadió a su relato que tiene en sus planes transitar una nueva vía que parte de Estonia y concluye en Roma.