Es de Banfield y hace 50 años se dedica al cultivo de bonsái

ESTÁN A LA VENTA. Héctor Ayrala es un gran conocedor de los árboles en miniatura. Su primer contacto fue gracias a un japonés: hoy sigue difundiendo su pasión con charlas y seminarios.

El lomense Héctor Ayrala (65) es un apasionado de la naturaleza y hace 50 años que se dedica al cultivo del bonsái, una actividad que aprendió gracias a japoneses, quienes les enseñaron todos los secretos de los árboles en miniatura. Su fascinación por la actividad lo llevó a cultivarlos, cuidarlos, armar una colección y poner varios ejemplares a la venta, pero también dicta seminarios con el objetivo de difundir más sobre su pasión.

Desde que era muy pequeño, Héctor solía visitar el campo de su tía en Garín, un espacio al que le gustaba asistir ya que disfrutaba de la gran variedad de árboles frutales y diversas plantas. "Ella tenía un invernadero, conocía mucho sobre las hiervas y sus propiedades", rememoró Héctor.

Lo cierto es que Héctor quedó maravillado con un campo vecino perteneciente a un japonés, en donde había un cultivo de rosas y claveles, pero también varios bonsáis. "El japonés no hablaba castellano y yo no sabía de bonsái, pero inmediatamente se dio cuenta que me fascinaban y, con señas, me enseñó sobre la manera de cultivarlos, además de la poda, el trasplante y el alambrado", explicó con mucha emoción, como si el paso del tiempo jamás hubiese existido.

El japonés no hablaba castellano y yo no sabía de bonsái, pero inmediatamente se dio cuenta que me fascinaban y, con señas, me enseñó sobre la manera de cultivarlos, además de la poda, el trasplante y el alambrado.

"A los 15 años, mientras trabajaba en una fábrica de golosinas en Boedo, me topé con un vivero que se dedicaba a los bonsáis: fue el primero que vi en mi vida y allí me pasaba tiempo aprendiendo sobre el tema, pero también recordando lo que había vivido de más chico en el campo del japonés. Así fue que empecé a cultivar bonsái en mi casa", contó el vecino de Banfield.

El proceso de cultivo de bonsái (que significa árbol en bandeja) se hace a partir de una semilla, que germina y brinda una raíz principal, la cual debe ser eliminada y para dejar sólo las más pequeñas. Según explicó el propio Héctor, los bonsáis naturales existen y por eso la comunidad oriental comenzó a investigar sus cualidades. A diferencia de lo que la mayoría cree, no son plantas desnutridas, sino todo lo contrario: los bonsáis florecen y también fructifican.

El proceso de cultivo de bonsái (que significa árbol en bandeja) se hace a partir de una semilla, que germina y brinda una raíz principal, la cual debe ser eliminada y para dejar sólo las más pequeñas. Según explicó el propio Héctor, los bonsáis naturales existen y por eso la comunidad oriental comenzó a investigar sus cualidades.

En la década del '80, Ayrala participó de una exposición de bonsái, donde vivió una situación particular: una persona se acercó para comprarle un ejemplar. La insistencia del hombre fue tan grande que tuvo que vendérselo: ese suceso fue el puntapié inicial para que Héctor decida comenzar a comercializar los pequeños árboles, ya sean florales, frutales o coníferas, con la apertura de un vivero.

"Ya de más grande tuve un importante accidente que me dejó al borde la muerte. Mientras estuve internado me trajeron un bonsái para que me acompañe y fue así que, cuando me dieron el alta, mi cabeza cambió para estar más cerca de la naturaleza, dedicándome exclusivamente a los bonsáis", resaltó.

Héctor tiene, en su propia casa (Pueyrredón 944), la colección de bonsáis, donde muchos de ellos se encuentran a la venta. Además, realiza charlas gratuitas sobre ecología en instituciones y dicta seminarios sobre el cultivo y el cuidado de los bonsáis. Los vecinos interesados en comprar algún ejemplar o anotarse a las clases (dictadas una vez por mes) puede contactarse con el lomense a través de su Instagram.

Héctor tiene, en su propia casa, la colección de bonsáis, donde muchos de ellos se encuentran a la venta. Además, realiza charlas gratuitas sobre ecología en instituciones y dicta seminarios sobre el cultivo y el cuidado de los bonsáis.

"Estar en este rubro hace cinco décadas es descubrir y poder trabajar de lo que me gusta. Trasmitir lo que sé sobre la naturaleza me genera un orgullo tremendo", concluyó.