La Unión | LOMAS

Perpetua para la pareja de Llavallol condenada por un crimen en Adrogué

VEREDICTO. Fernando Marino trabajaba como repartidor de Mercado Libre cuando fue asesinado en un robo. Los autores del hecho fueron juzgados y encontrados culpables.

La víctima fue cruelmente asesinada de disparo efectuado a corta distancia

La víctima fue cruelmente asesinada de disparo efectuado a corta distancia.

Condenaron a prisión perpetua a la pareja de motochorros de Llavallol que habían sido declarados culpables del crimen de Fernando Marino, el repartidor asesinado durante un intento de robo ocurrido en julio de 2020 en Adrogué.

El veredicto fue leído este martes, durante una breve audiencia en la que la secretaría del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de Lomas de Zamora dio a conocer el fallo en contra de Mauro García, de 28 años, y Johanna Quevedo, de 32, según pudo averiguar La Unión.

Hace una semana, el magistrado había anunciado la culpabilidad de ambos imputados, conclusión a la que llegaron gracias a las pruebas expuestas en el marco del juicio, que comenzó el 22 de agosto, con la primera jornada testimonial.

En la etapa de alegatos, tanto el fiscal Sergio Anauati como el abogado querellante, Roberto Damboriana, habían pedido prisión perpetua para la pareja por el delito de "homicidio calificado criminis causae, robo calificado por el empleo de arma de fuego y tenencia ilegal de arma de guerra".

Por su parte, la defensa solicitó que la pareja fuera absuelta por falta de pruebas, planteo que fue rechazado por los jueces este martes en los Tribunales de Lomas.

La condena coincide con el pedido de la familia de la víctima, en los días previos al comienzo del proceso judicial en el que serían juzgados los acusados, habían pedido "la pena máxima" para los dos. 

El crimen de Fernando Marino

Fernando Marino, vecino de Avellaneda, había sido abordado por ladrones armados en la calle Italia, entre Rosales y General Paz, en la localidad de Adrogué, mientras hacía tareas de reparto y conducía una camioneta Renault Kangoo.

La víctima manejaba a baja velocidad, debido a que buscaba una dirección. Los motochorros se le pusieron a la par, lo amenazaron y lo balearon a corta distancia.

Dos días después del crimen, los asesinos fueron detenidos en el marco de dos allanamientos realizados en Llavallol y Burzaco. La Policía secuestró una pistola Browning calibre 9 milímetros cargada y con la numeración suprimida y dos motos azules, una Honda 300 y otra Brava Altino 150, mientras que la moto utilizada en el hecho había sido hallada quemada.