Juicio de Anahí Benítez: "Ese adiestrador sabe la verdad", apuntó Marcos Bazán
última jornada. En la décima audiencia del juicio por el femicidio la adolescente abusada y asesinada en la Reserva Santa Catalina, el imputado sostuvo su inocencia.
En la última audiencia del juicio por el femicidio de Anahí Benítez se comentaba que el imputado Marcos Bazán declararía ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°7 de Lomas, que ahora tiene potestad de juzgarlo en este segundo juicio; y lo hizo: "Siempre dije la verdad y pensé que la verdad me iba a sacar de estar en prisión y no fue así. La verdad fue la que me dejó cinco años preso con una perpetua".
En la décima jornada, algo desorganizada, el juicio se llevó adelante esta vez en el tercer piso en una sala pequeña con una cantidad reducida de público. Fuera, esperaban en su mayoría familiares y amigos de Bazán.
"Se dijeron muchas estupideces. Si estoy acá lo voy a decir porque yo ya pasé un juicio. Si a mí me dicen asesino, yo les digo que se vayan a la mierda porque yo no soy ningún asesino", expresó con bronca el imputado, a quien se lo notaba ansioso antes del inicio de la audiencia.
Sólo fue interrogado por su defensa, encabezada el presidente de Innocence Project, Manuel Garrido, y la abogada Camila Calvo. Es que, previo a su testimonio, se presentó una psicóloga que dio a entender que por el cuadro de estrés post-traumático que posee, lo adecuado sería no someterlo a más estrés.
Se le exhibió sus fichajes de entradas y salidas al trabajo -las cuales no presentaban irregularidades- y se le pidió que detalle qué hizo durante la semana en que la adolescente estuvo desaparecida.
Bazán en el 2015 se mudó a su casa, ubicada dentro de la Reserva Santa Catalina, a pocos pasos de la estación ferroviaria. Entonces, en aquel julio de 2017, trabajaba en el área de seguridad del Hospital Luisa C. de Gandulfo en horario nocturno, de 0 a 6.
"El sábado 29 de julio recuerdo que salí para el trabajo yendo por Garibaldi, y veo cerca del cañaveral a una persona encapuchada. Me llamó la atención verlo caminando solo entonces, paro la moto y le pregunto 'Flaco qué hacés acá', y se escabulló en la maleza", precisó, y agregó: "Le expliqué a la Policía que vi a una persona merodeando en el bosque y le dije que si podían ir a dar una vuelta. Me fui muy preocupado".
Ese mismo día, en medio de su turno, regresó a su casa para asegurarse que esté todo en orden. Después, volvió al hospital. Al día siguiente, radicó una denuncia policial. El lunes 31 su novia se quedó a dormir en su casa, luego la alcanzó a su trabajo y fue a Capital Federal a comprar una laminadora. Volvió y luego se fue a trabajar.
El martes 1 y miércoles 2 tuvo franco. El jueves 3 fue a comprar planchuelas y hierros, también alimento para sus animales. Luego, su amigo Juan Batalla fue a su casa a terminar la honguera. También estuvo Gabriel Navarro, empleado ferroviario de la estación Santa Catalina.
El viernes 4 se despertó en torno a las 8 por el ruido que había. Eran los helicópteros sobrevolando su casa. "Me levanté odioso y molesto y me fui a la casa de Juan, pero después pensé que iban a reventar mi casa, entonces me volví lo más rápido posible y la Policía ya estaba en mi terreno", recordó.
Tras el allanamiento, en el marco de la serie de rastrillajes que se realizaban en el predio para dar con Anahí, intervinieron en el operativo los perros de rastreo. "Me explicaron el procedimiento y escucho al perro ladrar fuera de mi casa, yo no podía creer. 'Si ladra es porque Anahí estuvo acá', me dijo Cuello (un policía), 'eso es imposible le dije. Anahí no estuvo acá, Anahí nunca estuvo en mi casa'", apuntó. Luego, quedó detenido. "Ese adiestrador sabe la verdad", aseguró.
"Yo pensé que iba a quedar una semana detenido y estuve cinco años preso. Siempre dije la verdad. Declaré pensando que si declaraba me iban a soltar", relató, y se quebró. Lo llevaron detenido a la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) de Avellaneda donde remarcó que tuvo un trato distinto con la Policía.
Seguido a ello, afirmó que el Jefe de Operaciones de la Dirección de Homicidios de Puente La Noria, Pablo Ezequiel Cuello, lo sacó de su celda y lo llevó a otro cuarto. "Me dice 'Pasa algo extraño acá, Bazán. Quiero que me digas toda la verdad y no se lo digas a nadie, ni a tu abogado'. Entonces, me muestra la tijera con la etiqueta con el nombre Lautaro M. y me pregunta de dónde la saqué. Le dije que seguro es de las escuelas donde trabajaba", marcó.
"Me dijo que entregue a Juan y a Mariano, que yo salía libre. También me dijo que el papá de Anahí estuvo detenido y que a mí me iba a matar sea o no culpable", añadió. Esta situación se la contó a su abogado defensor, entonces, lo trasladaron a la DDI de Monte Grande y luego a la Unidad Penitenciaria N°40 de Lomas de Zamora. "Me llevaron preso por algo que no hice", afirmó.
Allí compartió celda con el segundo imputado, Marcelo Villalba, quien sólo estuvo durante la primera audiencia del juicio ya que luego se lo apartó del proceso por un cuadro de esquizofrenia. En sintonía con el primer juicio llevado adelante en junio de 2020, Villalba es el más complicado de los dos imputados, ya que su ADN fue hallado en el cuerpo de Anahí y las pericias comprobaron que él abusó sexualmente de la joven.
"Hay muchas cosas para decir, pero no sé si la verdad se va a saber. Lamento lo que le haya pasado a Anahí, lamento que su familia crea que soy cómplice de esto. Lamento muchas cosas que no son ciertas. Siempre dije la verdad. Aporté todo lo que hay que aportar, me sacaron sangre. Siempre estuve a disposición de ustedes, pero lamentablemente siempre estuve a disposición del servicio penitenciario", dijo Bazán, completamente conmovido.
"Aprendí a sobrevivir. Aprendí a estar más alerta. Aprendí a ser más cuidadoso con los mensajes porque después se sacan de contexto y lo toman para lo que quieren. Lamentablemente sabemos que ella no va estar más entre nosotros", agregó, y concluyó: "No puede ser que se haya actuado de una forma tan horrible como fue todo lo que pasó en el rastrillaje, con las cosas que se hicieron mal. Ellos saben la verdad pero no quieren aflojar. No quieren dar el brazo a torcer. No quieren hacerse cargo".
Los jueces Daniel Mazzini, Santiago Márquez y Gustavo Ramilo adelantaron que el 5, 20 y 21 de abril se dará lectura a los alegatos de las partes.