Por ocho chapas compró una Chevrolet destrozada y hoy es una tremenda Hot Rod
EL SUEÑO DEL PIBE TUERCA. Fabián Couto es un vecino de Lomas de Zamora, amante de los "fierros", y creó su propia camioneta. Convirtió un modelo en un ejemplar único.
Fabián Couto es vecino de Lomas de Zamora y durante mucho tiempo buscó con ansias una camioneta Chevrolet, de 1951, conocida popularmente como modelo "boca de sapo" por su frente con la forma de capot redondo y la parrilla cromada. La búsqueda no fue fácil, pero su insistencia fue más fuerte y la halló, hace 20 años, tirada en Longchamps. La 'chata' estaba totalmente desarmada, y su estado era la antítesis del Hot Rod que es actualmente. A su primer dueño se la cambió por ocho chapas de metal. Cuando la trajo a su casa al conductor de la grúa le dio como parte de pago un sándwich de milanesa. Y, el color de la pintura que la cubre fue escogido por su padre, una semana antes de su fallecer.
En diálogo con el Diario La Unión, Fabián, de 52 años, contó las peripecias que hizo para poder crear lo que para él es uno de los tesoros más preciados que guarda en su cochera que comenzó a darle forma a los 31.
Para eso, le introdujo un motor de 230 cm3, pistones planos, una nueva tapa de motor, silens, dirección hidráulica, freno a disco delantero, le redujo techo original -fue bajado y a esta técnica se la conoce como "chopeo"- y es el primer modelo "boca de sapo chopeada en Argentina". Además, esta camioneta de la firma de General Motors ganó llantas de 18 x10 pulgadas tanto traseras como delanteras, levanta vidrios, una pantalla interior digital.
"La compré hace 20 años de una manera muy loca porque estaba buscando una 'Sapo' y no la conseguía. Y, uno de los chicos que está en el tema me dijo que había una que estaba detrás de la planta de La Serenísima, me avisó que estaba destroncada pero que, si me animaba a hacerle algo que fuera verla", señaló.
Además, este lomense explicó que la pick up "estaba destrozada". "Me la traje para mi casa y traté de ponerle lo mejor. Lo loco es que la cambié por ocho chapas que había comprado para un galpón. Al dueño le dije 'tengo dos posibilidades, un Renault 12 o lo equivalente a lo que pidiera por la camioneta y chapas'. El chico era un de un barrio precario y dijo que prefería lo segundo", reveló.
Como si fuera poco, Fabián contó que debió hacer un trato particular con el conductor del camión remolcador en la que trasportó la Chevrolet.
"La fuimos a buscar con un camión auxilio del Automóvil Club Argentino (ACA)que lo conseguí con el carnet de socio que me prestó un amigo. El chofer me dijo que no se quería meter en esa zona y le insistí con que, si me hacía la 'gauchada' le daba una buena propina y un sándwich de milanesa. Después la terminamos trayendo, bajé la camioneta, le pagué. A propósito, le hice un sándwich rápido y le di plata como se lo había prometido", detalló.
Pero esto no termina en esa anécdota, faltaba resolver un trámite más, el de la transferencia. En el caso había varias personas implicadas, y todas en conflicto.
"La traje con dos cedulas verdes, el del motor y la carrocería. El último titular que la transfirió era de Adrogué, estaba separado de la mujer y no tenía problemas en firmarme la transferencia. Pero mi señora es el problema. Le dije que me pasara la dirección a donde la podía ir a ver. Ella era maestra y la fui a ver en un recreo de la escuela donde trabajaba. Le comenté que conocía la historia con su esposo y que la camioneta la iba a usar para correr, pero que si pasaba algo en la calle los responsables iban a ser ellos", explicó Fabián.
Y agregó: "Me dijo que ni se acordaba y que lo hablaba con su hijo. Cuando me llamó la mujer me dijo que se acordaba que era una camioneta podrida y oxidada, que la cabina estaba tirada en un matorral con los pastos crecidos que debieron cortarse para poder sacarla. El chasis estaba en otra parte, hablé nuevamente con el hombre y me dijo que estaba a nombre de un empleado que tenía. Finalmente, fuimos los cuatro al registro por separados porque estaban peleados, gracias a dios pude firmar el trámite de la carrocería. El motor era de un viajante y me dijo que cuando volviera de viaje me firmaba todos los papeles que debía llenar. Ahí comenzó todo".
"El sueño del pibe hecho realidad"
A veces, ni un momento ni la eternidad logra explicar lo que representa el sueño de Fabián para explicar en palabras lo que representa esta bestia sobre ruedas, modificada, estilo Hot Rod.
"Significa un sueño del pibe hecho realidad. Cuando iba a las exposiciones miraba lo que había y me decía que en algún momento me tenía que animar a hacer algo. Al principio no tenía medidas y contaba pie con pie para poder estacionarla porque me daba vergüenza preguntar para estacionarla. Es un orgullo haberme animado a hacerla íntegra porque es un Hot Rod, ámbito del que no conocía nada y lo terminé haciendo", expresó.
En ese sentido, Couto afirmó: "Todo lo que me dio es increíble, desde el pulgar en alto de la gente hasta la buena onda, siempre sonriendo cuando pasa la chata, besos y reverencias. Esto me hizo de mucha gente conocida. Es un hobbie sano porque lo empezás de manera paulatina y el día de mañana te sirve para algo, es un ahorro. Es un premio después de tanto sacrificio".
La conmovedora historia del color de la camioneta Chevrolet de Fabián
La historia del color que cubre a esta Chevrolet, modelo "boca de sapo", modificada, de 1951 merece un punto a parte. "El color de la chata es similar hecho al de una maqueta que me dejó mi papá semanas antes de fallecer. Cuando tenía la camioneta bastante avanzada, iba a ser de gris plata y él tenía la idea de un color parecido al de un Alfa Romeo", explicó Fabián.
Y reveló: "La maqueta se la mandó a hacer a un artesano de Córdoba y, dos semanas antes de que falleciera me la dejó en la mesita de luz de la clínica. Y, el color se asemejó al que se usaba en las antiguas cortadoras de césped dándole unos toques con perlas y otras cosas que cuando se pone al sol puede verse dorada".
Cada auto o camioneta tiene una historia atrás, no son simples fierros empujados por un motor impuesto en una carrocería. En el mundo de los fanáticos por los "fierros", a veces, estos bichos sobre ruedas son un hijo más.