Quién es el último imprentero lomense y cuál es su misión
OFICIO DE POR VIDA. Fabián Rivas trabaja en una imprenta desde los nueve años y aprendió gracias a su padre y su tío. "La tipografía es un arte", sostuvo.
Todos los 7 de mayo se conmemora en Argentina el Día del Trabajador Gráfico en conmemoración al nacimiento de Eva Duarte de Perón, quien en 1950 intervino para que se firme el primer convenio nacional para todos los trabajadores de la industria gráfica. El lomense Fabián Rivas es uno de los que mantiene de pie la profesión de gráfico en Lomas con una imprenta que cuenta con un legado familiar, ya que por allí pasaron su padre, su tío y su abuelo: "La tipografía es un arte. Si tuviera la oportunidad de nacer devuelta, volvería a ser gráfico de todas maneras".
Gráfica Rivas (Larrea 1749) funciona en Lomas desde 1983, pero desde la década del '60 ya tenía abiertas sus puertas en Gerli. "En los comienzos estaban mi abuelo y un hermano suyo y después entraron mi papá y mi tío. A los nueve años empecé yo, barría y me enseñaban a intercalar con los originales, duplicados y triplicados cuando hacíamos boletas, además de preparar mates", comenzó a contar Fabián (56), entre risas, y rápidamente agregó: "Yo ya creía que era un oficio, me gustaba mucho".
En los comienzos estaban mi abuelo y un hermano suyo y después entraron mi papá y mi tío. A los nueve años empecé yo, barría y me enseñaban a intercalar con los originales, duplicados y triplicados cuando hacíamos boletas, además de preparar mates.
Lo cierto es que Fabián sentía tanto la profesión que estudió tipografía y se recibió en la Escuela de Artes Gráficas, que está ubicada en Martín García y Montes de Oca.
"La tipografía era un arte. Había que tomar letra por letra, armar la forma, tomar medidas y luego desarmarlo. También tenía materias como matemática y lengua, fundamentales para hacer esta labor", contó sobre cómo desarrollaba su labor con un invento que llevó adelante Johannes Gutenberg en 1440.
La tipografía era un arte. Había que tomar letra por letra, armar la forma, tomar medidas y luego desarmarlo. También tenía materias como matemática y lengua, fundamentales para hacer esta labor.
Rivas mencionó que, en el taller de la gráfica y en compañía de su padre, llevaban adelante el armado de los textos y las posteriores impresiones, que eran leídas y corregidas en caso de tener algún error de ortografía o de colocación de las letras. "Una vez que se realizaba esa labor, el trabajo estaba terminado", sostuvo. Así era cómo anteriormente se realizaban tarjetas, volantes, recetarios, facturas, memorias y balances.
Inmediatamente, el lomense rememoró la época dorada del rubro: "Fue desde el '91 al '95, había cualquier cantidad de trabajo. Lo mejor que yo viví en la imprenta, a tal punto que en el taller pudimos comprar una máquina nueva".
En el taller de la gráfica y en compañía de su padre, llevaban adelante el armado de los textos y las posteriores impresiones, que eran leídas y corregidas en caso de tener algún error de ortografía o de colocación de las letras.
Dentro de los trabajos más importantes que llevaron adelante, la Imprenta Rivas hizo una rifa para el Club Los Andes, ya que venían los cantantes Violetas Rivas y Néstor Fabián, además de hacer muchos empleos para la ex papelera Massuh.
Al ser consultado sobre la existencia del gremio, Fabián sostuvo, con cierta tristeza, que muchos ya no están pero que "algunos todavía deben quedar". "En Lomas bastantes imprentas cerraron. El peor golpe que recibimos fue la factura electrónica y el avance de la tecnología", se lamentó.
"Si tuviera la oportunidad de nacer devuelta, volvería a ser gráfico de todas maneras. Es una de las profesiones más lindas", cerró, con muchísima emoción.