La vecina que festejó sus 100 años en medio de la pandemia
coqueta y la líder del lugar. Carmen Urbano vive en el Hogar San Agustín de Llavallol y allí la agasajaron a pesar del aislamiento social preventivo que hay que respetar. Su familia la saludó de lejos, pero dentro del espacio hubo clima de fiesta. "Hay que reírse mucho y nunca hay que enojarse", aconsejó.
Muy coqueta y líder entre sus compañeros del hogar donde vive. Así la definen a Carmen Urbano, la vecina de Lomas que este martes cumplió 100 años y aseguró que para llegar a su edad "sólo hay que reírse mucho y nunca enojarse".
Hace dos años que llegó al Hogar San Agustín de Llavallol para recuperarse de una operación de cadera y hoy ya recuperada y muy consciente de todo lo que pasa en el mundo, producto de la pandemia entendió que su centenario sería distinto, pero igual estuvo acompañada de sus seres queridos que la felicitaron a través de una videollamada y hasta le cantaron el feliz cumpleaños.
"Ella entiende que debemos respetar el aislamiento y que no íbamos a poder estar ahí ese día, pero igual nos vio y escuchó porque hicimos contacto a través de todos los medios virtuales porque 100 años no se cumplen todos los días", contó su hijo único, José Lloberas (63), quien recordó que cuando él era muy chico se mudaron a Lomas.
En el Hogar San Agustín decoraron todo el lugar para el festejo de la cumpleañera: "Carmen es una persona muy importante para nosotros, es un canto a la vida, siempre quiere ayudar, progresar y aprender. Es la líder del grupo. Se hace respetar y nos hace reír mucho porque es muy coqueta. Hasta se quejó que en la torta estaba el número 100: 'hubiesen puesto el 80', nos dijo", contó Sandra Barrera, la responsable del hogar que también está pasando por una situación difícil y tomando todos los recaudos para proteger a las personas de la tercera edad que residen allí.
UNA ESPAÑOLA CON COSTUMBRES ARGENTINAS. Carmen nació en España y vino a Argentina en barco cuando apenas tenía cinco años: "Me agarraba de la pollera de mi mamá para recorrer el barco a vela que tardó mucho en llegar a Argentina y nos fuimos a vivir a Flores", recordó Carmen.
Los que la conocen aseguran que siempre se caracterizó por tener un carácter fuerte. Al contrario de las mujeres de su generación, ella no sólo se dedicó a la casa, trabajo en varias lugares, pero lo que más recuerda es su paso por Peabody. "Trabajé muchos años en la sede de Haedo, era administrativa y estaba en la parte de los repuestos", contó a La Unión a través de una videollamada.
"También estudié en la Academia Pitman de Liniers y lo que más me gustaba era bailar el tango", recordó Carmen sobre su pasado que le llega a la memoria mientras, que en plena entrevista abre una valija llena de fotos de aquella época.
Carmen tiene tres nietos y una bisnieta que la visitaban a menudo antes de la pandemia. "Como ella está tan bien, siempre la íbamos a buscar para pasear, íbamos a comer afuera y ahora no se puede, pero por suerte está en un hogar que debo destacar los cuidados y la atención que tienen hacia todos las personas que residen allí", resaltó el hijo de Carmen.
La sonrisa no se le borra de su cara, ella sabe que el buen humor es su gran aliado y lo demuestra todos los días: "Carmen es un verdadero orgullo porque transmite esas ganas de vivir todo el tiempo que hay que destacar", admitió la responsable del hogar de Llavallol.
Bailar mucho, reírse y no enojarse son los tres consejos que recomienda Carmen. A tomar nota.
Mirá el festejo de Carmen: