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El desgarrador testimonio de la esposa del primer enfermero muerto por Coronavirus, que era de Zona Sur

"Me dijeron que el corazón de Silvio no pudo más". Silvio Cufre tenía 40 grados de fiebre y tos el 9 de abril. Él creía que era una neumonía, y como no le enviaron la ambulancia que pidió, decidió irse a una clínica de Brandsen, donde trabajaba, en remís. "Me hago un chequeo y vengo", le dijo a su familia, pero "nunca volvió".

El Coronavirus se cobró la vida de Silvio Cufre a mediados de abril, el primer enfermero muerto en pandemia. Trabajaba desde hacía más de dos años en el Instituto Médico Brandsen (IMB), donde hubo casos de Coronavirus que no fueron informados, situación que hoy investiga la Justicia. Él cuidó a pacientes contagiados sin protección y al volver a su casa contagió también a sus seis hijos.

El martes 7 de abril, Silvio regresó de la clínica y dijo que se sentía cansado y que le habían puesto la antigripal, que tal vez eso lo tenía mal. Al día siguiente, fue a trabajar, pero al rato ya estaba de vuelta en su casa. "Andá a comprar un termómetro", pidió Silvio a uno de sus hijos y le dijo a la mujer: "Para mí, lo que tengo es neumonía".

Se quejó toda la noche y el jueves no quiso comer porque "no sentía gusto a la comida". "A las 20, no daba más, estaba sentado en el comedor y tosía y tosía. Le mandaba mensajes al doctor (Daniel) Navarro (director del IMB), le pedía que le mandara una ambulancia y no se la mandaron, así que se pidió un remís", relató María José Ojeda, su esposa..

"Nos dijo que nos quería a todos. ´Me hago un chequeo y vengo´, aseguró y le dijo a nuestro hijo Gabriel, que tiene 16 años, que seguro volvía al día siguiente, que era el cumpleaños del nene, y se fue llorando", recordó la mujer. Fue la última vez que lo vio con vida.

Un día después, les avisaron que lo llevaban al Hospital Cuenca de Cañuelas porque la cochería fúnebre de Brandsen había denunciado que el IMB no avisó que había Coronavirus y habían clausurado la clinica".

"Nos dijo que nos quería a todos. ´Me hago un chequeo y vengo´, aseguró y le dijo a nuestro hijo Gabriel, que tiene 16 años, que seguro volvía al día siguiente, que era el cumpleaños del nene, y se fue llorando", recordó la mujer. Fue la última vez que lo vio con vida.

El 11 de abril los estudios confirmaron que Silvio tenía Coronavirus, enfermedad que ocasionó su muerte el 18 de abril, convirtiéndose en el primer trabajador de la salud víctima de la pandemia en el país. "Él no sabía que tenía Coronavirus, si lo hubiera sabido, no habría vuelto a la casa para no contagiarnos; pero nunca le dijeron que había Coronavirus en la clínica, no lo protegieron y él atendió pacientes contagiados", contó la mujer, en alusión, de esa ciudad, donde su esposo trabajó durante 2 años y 7 meses. Y agregó: "Me dijeron que el corazón de Silvio no pudo más", dijo María apesadumbrada.

EL DESPUÉS. Lo que siguió fue luchar para que le permitieran despedirse del hombre en su entierro, algo que lograron, pero por apenas 5 minutos; luchar para que le abonen el último sueldo de Silvio y luchar contra la discriminación que sufrieron y aún sufren de parte de algunos vecinos del barrio.

"Nos amenazaron con prender fuego mi casilla, que es una casilla humilde, nos gritaban cosas, que habíamos traído el virus... Por suerte, la fiscal Karina Guyot nos envió un patrullero, que aún está en la puerta de casa", explicó.

En otra oportunidad, fue a la escuela a la que asisten sus mellizas de 12 años, para retirar la tarea y los bolsones de alimentos y, según recordó María, las autoridades al verla dijeron: "No, no, es la señora de Cufré y me tiraron las bolsas afuera (de la escuela) y no me dieron la tarea".

"Y a nosotros no nos querían hacer el hisopado. Recién cuando vinieron algunos medios, nos hicieron las pruebas que mostraron que todos los chicos tenían Coronavirus", contó María: Nicolás, de 24 años; Agustín, de 22; Matías, que tiene 18; Gabriel y las mellizas Giuliana y Brisa.

Los seis fueron asintomáticos. "Nunca tuvieron fiebre ni tos", dijo aliviada la mujer y contó orgullosa que los tres primeros varones "el jueves próximo donarán su plasma". "Yo estoy muy orgullosa, y Silvio, desde el cielo, debe estar contento", cerró María.

EL OFICIO. La madre de Silvio también era enfermera, por lo que nadie se sorprendió cuando su hijo estudió esa carrera.

"Cuando estudiaba, Silvio siempre andaba con una naranja y una jeringa. Practicaba dándole pinchazos a la naranja. Tenía muy buena mano para las inyecciones. Los chicos lo querían porque no les dolía cuando él los vacunaba", dijo con nostalgia la mujer.

Era hincha de River y de los Redonditos de Ricota, pero su pasión era cuidar a los otros. "Solo una vez faltó al trabajo: un sábado que llovía tanto que no pudo salir. Él iba cuando llovía aunque la calle de casa se inundaba. Salía a las 4 de la mañana para llegar al trabajo, se arremengaba el pantalón y cruzaba por el agua hasta pisar la parada", recordó.

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