El vecino de Lomas que inspiró un tangazo de Piazzolla
VENDÍA FLORES. A un siglo del natalicio del bandoneonista, el vecino Pablo González contó cómo inspiró al músico y a Horacio Ferrer para crear "Chiquilín de Bachín".
Si de tango se habla, el nombre de Ástor Piazzolla surge automáticamente al momento de nombrar a los más talentosos del mundo en el género. El pasado 11 de marzo se cumplieron 100 años del natalicio de este bandoneonista y compositor, quien, en conjunto con el poeta Horacio Ferrer, crearon "Chiquilín de Bachín", una canción inspirada en un niño que vendía flores en dicho bodegón de Capital, al que frecuentaban ambos artistas. Pablo González, que vive en Lomas desde 1984, es la versión adulta de aquel chico y recordó cómo conoció a Piazzolla y Ferrer mientras intentaba ganarse la vida
La historia de Pablo González comienza cuando tenía ocho años y, junto a su madre, salían a vender flores en la zona de Retiro, con el objetivo de generar un ingreso para la numerosa familia. Con el tiempo, se extendieron en dirección a la Avenida Córdoba y hasta llegar a Bachín, un bodegón de la época que quedaba en la calle Sarmiento, casi esquina Montevideo. "A esa edad ya frecuentaba ese tipo de lugares hasta altas horas de la madrugada y así conocí al poeta Horacio Ferrer, a quien veía todas las noches", rememoró Pablo sobre aquella coincidencia que, sin saberlo, le iba a cambiar la infancia.
"Como nos veíamos siempre, yo pasé a ser como la mascota de la mesa de Ferrer y hasta me invitaba a comer con él y sus conocidos", explicó González, para luego agregar: "A Ástor Piazzolla también lo conocí en Bachín, pero no frecuentaba tanto el lugar como Ferrer porque se la pasaba viajando por el mundo. Fue un revolucionario del tango y de la música en general".
Horacio me dijo que el tema me lo dedicaba a mí, en referencia a todos los chicos que trabajaban en la calle.
En 1968, en una de esas tantas noches porteñas, Ferrer escribió la letra del tango "Chiquilín de Bachín" en un mantel de papel que había sobre las mesas de aquel bodegón. "Horacio me dijo que el tema me lo dedicaba a mí, en referencia a todos los chicos que trabajaban en la calle", dijo González, con cierto tinte de emoción en cada una de las palabras.
"Por las noches cara sucia, de angelito con bluyín, vende rosas en las mesas del boliche de Bachín" son las primeras estrofas del tema, en clara referencia al trabajo que Pablo realizaba incansablemente todas las noches. "Hasta los 14 años, mi mamá me acompañó siempre para vender los ramos. Teníamos que salir para juntar plata, vivíamos siete personas en una misma habitación de un hotel de Retiro", admitió sobre su dura infancia. Ástor y Horacio no desconocían la situación de Pablo y por eso lo aconsejaban frecuentemente: "Me pedían todo el tiempo que no me meta en cosas raras".
En 1969, "Chiquilín de Bachín" fue editado en un simple como lado B, canción que salió junto a "Balada para un loco" (lado A), también de Piazzolla y Ferrer. Cabe destacar que la cantante Amelita Baltar fue la primera en interpretar el tema.
Al año siguiente, "Chiquilín de Bachín" fue editado en un simple como lado B, canción que salió junto a "Balada para un loco" (lado A), también de Piazzolla y Ferrer. Cabe destacar que la cantante Amelita Baltar fue la primera en interpretar el tema.
"Chiquilín, dame un ramo de voz, así salgo a vender mis vergüenzas en flor. Baleáme con tres rosas que duelan a cuenta del hambre que no te entendí", es el estribillo y una de las partes más reconocidas del tema, en una clara referencia a la culpa y a la indiferencia social.
Mis hijos me dicen que sienten orgullo por el esfuerzo que yo hice durante toda mi vida para salir adelante, son muy conscientes de eso y lo valoran mucho.
Con el paso de los años, el lomense trabajó en distintos rubros y, en 1982, conoció a su mujer, con quien formó una familia. "Mis hijos me dicen que sienten orgullo por el esfuerzo que yo hice durante toda mi vida para salir adelante, son muy conscientes de eso y lo valoran mucho", concluyó "Chiqui", como lo llaman quienes conocen su particular historia, esa narración que, más de 50 años después, sigue más viva y vigente que nunca.