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Emoción e historia en la Plaza San Martín de Turdera

acto. Los vecinos se reunieron para celebrar los 111 años de la fundación de la localidad. Repasaron la historia y plantaron un árbol para contribuir al futuro. 

Los vecinos de Turdera se acercaron esta mañana a la Plaza San Martín para participar de un acto de festejo por los 111 años de la fundación de la ciudad. La emoción y la historia se fundieron por un rato en homenaje a esta pequeña, singular y bella localidad lomense.

Liliana Ramírez, vecina reconocida de Turdera por su labor constante por la comunidad, participó del evento en el que se hizo un repaso por la historia, pero también se dejaron gestos de cara a las generaciones que vendrán. "Celebramos aquella fecha en la que se colocó la piedra fundamental y se oficializó la Villa de Turdera, en 1910", precisó y destacó que el párroco Jorge Acosta de la histórica iglesia Conversión de San Pablo envió un audio para aportar al encuentro, ya que no pudo asistir. 

Harry Charap, un vecino querido y especializado en la historia de Turdera, hizo un raconto histórico de la localidad, ante la atenta escucha de los participantes, entre ellos el delegado municipal, Jonatan Labollita, el  secretario de Medio Ambiente, Emiliano Baloira, y el subsecretario de Políticas Públicas, Pablo Viggiano.

También participaron referentes de instituciones como del Club Alumni, de Juventud Obrera y del Rotary local, entre otros. 

Luego se izó la bandera, se compartieron palabras, y se le entregó al delegado municipal un pergamino que el año pasado firmaron los vecinos, y ahora quedó enmarcado para que sea colgado en la Delegación. 

Además, se acercaron al monolito de Riziero Preti que está en la plaza desde 2004, para recordar a quien construyó los principales edificios históricos de la localidad, entre ellos la iglesia, colegios, un teatro y la estación de tranvía, y también donó los terrenos que luego serían el origen del Club Temperley.

También se rememoró, junto al monolito que lo recuerda, a Riziero Preti, quien construyó los principales edificios históricos de la localidad, entre ellos la iglesia, colegios, un teatro y la estación de tranvía. Además fue quien donó los terrenos que serían el génesis del Club Temperley.

Finalmente se plantó un árbol, como gesto hacia el futuro, y en memoria de todos los que partieron en un año muy especialmente difícil por la pandemia. 

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