La historia detrás del nombre del Parque Finky: quién fue Felipe Finck

ATRAPANTE. En ese terreno que conecta Temperley y Turdera se practicaba hace muchos años la ganadería. Después del abandono, el trabajo de los vecinos fue clave.

Ya empezó la primavera y el verano está a la vuelta de la esquina. Cuando el calor aprieta, encontrar un respiro bajo un árbol puede ser un verdadero lujo. En Lomas de Zamora, afortunadamente, hay varios espacios verdes que cumplen justo esa función: desde descansar y leer hasta moverse un poco haciendo ejercicio.

Entre los parques que más destacan están el histórico Parque Municipal Eva Perón, un lugar lleno de recuerdos de mi adolescencia, y los parques de Llavallol, San José y Villa Albertina, abiertos para disfrutarlos durante todo el año. 

Pero si uno quiere aventurarse un poco más al sur, en Turdera, existe un lugar que combina historia, comunidad y naturaleza: el Parque Finky. 

Todo comenzó casi hace un siglo. A principios de los años 20, Felipe Finck se instaló con su familia en una casa sobre la calle Vicente López, en un barrio que por entonces era esencialmente rural, cruzado solo por las vías del ferrocarril.

Don Finck se dedicó a la cría de ganado y administró tierras vinculadas al Ferrocarril Sud, luego conocido como Ferrocarril Roca. Desde ese entonces, su campo no solo conectaba Temperley con Turdera, sino que también ofrecía un atajo alternativo al Camino Real, la actual avenida Hipólito Yrigoyen. Entre los vecinos, el "Campo de Finck" terminó por convertirse en el simple y entrañable "Finky".  

Tras la muerte de Finck, el terreno pasó al ferrocarril. Durante un tiempo, fue usado por el Club Temperley como lugar de entrenamiento, hasta que el abandono convirtió el espacio en un basural. 

Cerca de 2005, cuando se supo que las tierras podrían ser reclamadas por privados, un grupo de vecinos decidió tomar cartas en el asunto. Así nació la idea de recuperar el lugar y transformarlo en parque. El proyecto llegó al Municipio, que en 2009 lo declaró de "interés municipal", y comenzaron los trabajos: acondicionar el terreno, instalar una pista aeróbica, juegos y una casilla de vigilancia.

Un año después, en 2010, las familias del barrio fueron convocadas a plantar árboles, poniendo la primera semilla de lo que hoy es un pulmón verde. 

Desde entonces, las mejoras se fueron sumando sin pausa. Hoy, el Parque Finky es mucho más que un parque: es un punto de encuentro diario, abierto todos los días, donde conviven deporte, naturaleza, arte, amistad y diversión. Cada rincón refleja el esfuerzo de quienes quisieron devolverle vida a este espacio. Dar un paseo por Finky es más que un rato al aire libre: es encontrarse con la historia de Temperley, sentir la comunidad y recordar que los espacios verdes son un bien que debemos cuidar.

Entre sombras, árboles y risas, el parque invita a quedarse, a disfrutar y a formar parte de su historia viva. 

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