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Desde el sillón de su casa, el represor De Lío se negó a declarar

SIGUE EL JUICIO DEL POZO DE BANFIELD. El exjefe del Batallón de Viejobueno aseguró que por su estado de salud no estaba en condiciones de contestar preguntas. Se mostró desmemoriado y por momentos perdido.

Desde el sillón de su casa en el barrio porteño de Núñez, donde goza de prisión domiciliaria, el exjefe del Regimiento de Viejobueno, Samuel Eduardo De Lío, se negó a declarar en el inicio de la sexta audiencia del juicio por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en las Brigadas de Quilmes, Banfield y Lanús.

De Lío era el único de los 18 represores que están sentados en el banquillo que aún no había sido indagado. Su abogados, Gerardo y Carmen María Ibáñez, intentaron que se lo apartara del debate por su estado de salud, pero los jueces del Tribunal Oral Federal N° 1 de La Plata decidieron que podía participar del proceso al menos de esta etapa.

Recostado, con la cabeza tirada hacia atrás, y una almohada colocada en su nuca, De Lío escuchó la lectura de la acusación en su contra por momento con los ojos cerrados. Solo durante unos segundos se reincorporó e intentó acercarse a la cámara de la computadora desde donde siguió el juicio a la distancia y de manera virtual.

El ex jefe del Batallón 601 desde el 5 de diciembre de 1977 hasta el 9 de diciembre de 1980 está acusado por ser autor de los delitos de secuestro, torturas y vejaciones en abuso de sus funciones agravadas por haberse cometido en reiteradas oportunidades contra 89 personas en el Pozo de Quilmes "a través de un aparato organizado de poder".

Como parte de la estrategia diseñada por sus defensores, al ser consultado por el juez Ricardo Basilico sobre si iba a ser uso de su derecho a declarar, De Lío remarcó que "dadas las condiciones deficientes" de su salud no lo iba a hacer.

Para reforzar esa imagen durante algunas de sus intervenciones se mostró como perdido y dubitativo.

-Vamos a comprobar sus datos -le dijo el juez Basilico antes de avanzar en la lectura de las acusaciones en su contra.

-¿Cómo? ¿No escucho bien? -contestó el represor con la voz entrecortada.

-¿Usted me puede decir su nombre completo?

- (pasan varios segundos) E-du-ardo De Lío -balbuceó.

-¿Su fecha y lugar de nacimiento?

- (silencio)...La Capital - soltó con esfuerzo.

-¿Esto es el 15 de marzo de 1930?

-Puede ser...

-¿Su domicilio?

-Del Río...al 2000.

-¿Puede ser avenida Del Río 2539, noveno piso departamento C?

-Puede ser, no lo recuerdo bien.

-¿Su DNI sería 4.797.097?

-No lo recuerdo bien, pero puede ser...

-¿El nombre de su padre y su madre cuál es?

-Me repite por favor...

-El nombre de sus padres...

-Santiago

-¿Y de su madre?

-Flora

Después de ese ida y vuelta su abogado, Gerardo Ibáñez pidió al Tribunal "que dadas las acreditadas condiciones de salud de mi asistido se lo exima de continuar en esta audiencia". La presidencia hizo lugar al pedido de la defensa.

¿CÓMO SIGUE LA AUDIENCIA?

Sofía Egaña, perito del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) comenzó a explicar cuáles fueron las tareas de investigación que realizó para identificar a víctimas que fueron arrojadas a fosas comunes en cementerios municipales.

La semana pasada, a pedido de la Fiscalía, declararon Patricia Bernardi, una de las fundadoras del EAAF, y la española Mercedes Salado Puerto que participaron de la identificación de 14 cuerpos encontrados en fosas comunes de cementerios de Avellaneda, Lomas, La Matanza y La Plata.

"El 35 % de los cadáveres inhumados en Avellaneda fue secuestrado en La Plata. De ahí fueron llevados al Pozo de Banfield o de Quilmes", precisó Bernardi, que explicó de forma pormenorizada la labor desplegada por el EAAF en el sector 134 del cementerio municipal de Avellaneda. Entre 1976 y 1978, en ese sector, "fueron inhumadas como NN 245 personas"

"En algunas fosas había varios cadáveres. Otras eran individuales", afirmó. De ese sector, "se recuperaron 336 esqueletos, y si en el libro había 245 como NN, quiere decir que 91 cuerpos fueron ingresados de forma clandestina".

En el cementerio de Avellaneda, fueron identificados Ramón Galván, María Garín, Luis Jaramillo, Graciela Sagues, José Bonetto, Anahí Fernández, Carlos Simón, María Magdalena Mainer, Gladis García Nieman y Ana Teresa Diego, entre

La experta mostró planos, fotografías y esquemas de reconstrucción a partir de los restos encontrados. "Las tareas de exhumación duraron cuatro años", indicó.

En todos los casos, el EAAF utilizó informes y documentos oficiales, como actas de defunción firmadas por médicos de la Policía, donde se indicaba una causa de muerte o libros de ingreso a los cementerios, donde figuraban en su mayoría como cuerpos NN.

En el cementerio de Lomas de Zamora, fue hallado Eduardo Rosen; en el de La Plata, Ernesto Canga y en el de General Villegas (Isidro Casanovas), fue identificado el cuerpo del obrero de la fábrica Rigoleau, Manuel Coley Robles.

Durante su exposición, la experta Mercedes Salado Puerto, explicó la identificación de la víctima Oscar Farías, cuyo cuerpo fue hallado en la costa atlántica, en diciembre de 1978, donde fue arrojado en el marco de uno de los denominados "Vuelo de la Muerte".

El TOF 1 de La Plata juzga desde fines de octubre a 18 represores, entre ellos el genocida Miguel Etchecolatz, por delitos cometidos contra casi 500 víctimas alojadas en los centros clandestinos conocidos como el Pozo de Banfield, el Pozo de Quilmes y El Infierno, que estaba ubicado en la Brigada de Lanús.

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