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Ajuste: el gasto en tarifas se cuadruplicó desde noviembre

lo que no muestran. El peso de los principales servicios en un hogar "tipo" (gas, luz y transporte público) representa actualmente, al menos, un 81,5% de un salario mínimo. 

La liberación de las tarifas, sumada a la quita de subsidios en los principales servicios, derivó en una suba exponencial del costo fijo de los hogares. El plan recesivo de Javier Milei busca que la caída del consumo impacte en una baja en la inflación, al tiempo que mantiene la desregulación (aumento) de las tarifas. Sin embargo, desde noviembre a la actualidad, el costo fijo de los servicios de un hogar más que se triplicaron, con un alza del 272%. De esta manera, el peso de las tarifas de energía, transporte y comunicación pasó de representar el 34% de un salario mínimo en noviembre último a 81,5% en julio último.

El gobierno de La Libertad Avanza sostiene una desaceleración artificial de la inflación a fuerza de la recesión mientras se aplican gradualmente aumentos en el transporte y los servicios de luz y gas.  

El problema radica en que se trata de servicios básicos: aunque el gas, la luz y el colectivo (o tren) tengan subas de hasta 1.500%, los hogares no pueden dejar, por razones obvias (casi de supervivencia), de consumirlos.

De acuerdo con el Indec, en el año el rubro alimentos y bebidas arroja un aumento del 70,5%, la mitad del supuesto costo para el mantenimiento de vivienda (146%). Como resultado, el consumo en alimentos y bebidas acumula en el año un retroceso del 21,7% y asciende al 29,2% en el caso de los medicamentos, según el último informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

En tanto, la inflación de los alimentos volvió a acelerarse casi un punto en la primera semana de agosto, impulsada por los lácteos, las bebidas y los panificados, con lo que anotó su mayor suba en un mes -0,8 puntos porcentuales respecto a la última semana de julio-, según un informe de la consultora LCG.

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