A 30 años de la llegada de Eric Clapton al país
Mundos personales . Las visitas de las grandes figuras del mundillo del rock se contaban con los dedos de una mano en los '70.
En los '80 llegaron Queen, Yes y la década se fue completando con los arribos de Sting, Tina Turner y el Festival Amnesty.
En los '90 el aluvión fue enorme y comenzaron a desembarcar en Argentina las grandes glorias del género, junto con nuevos exponentes.
El 5 de octubre de 1990, hace exactamente 30 años, le llegó el turno a Eric Clapton, el "Dios de la guitarra" que llegaba para presentarse por primera vez en el país en una fresca noche en el estadio de River Plate.
La expectativa por el show de uno de los mejores guitarristas de la historia del rock y del blues era enorme para el público común y corriente y en especial para los músicos, que podían ver de cerca a una verdadera leyenda.
Jaf fue el encargado de abrir la velada y cumplió en su rol de telonero local. Luego el turno de Mick Taylor, quien fuera guitarrista de los Rolling Stones por algunas temporadas, y demostró su talento ante un monumental colmado.
El rol de telonero de la gira lo iba a ocupar Steve Ray Vaughan, pero su trágica muerte en un accidente aéreo impidió ver al público argentino de verlo en escena.
En los '80 Clapton se iba ablandando y acercándose al pop, lejos de su estilo característico. Su llegada a Núñez fue cuando volvía a posicionarse en las listas de éxitos con su disco "Journeyman", donde se reencontraban con el rock y el blues.
"Pretending" y "Bad Love" sonaban duro y parejo en las radios y sus videos tenían una alta rotación en los canales de música. "Journeyman" también tenía clásicos, como "Before You Accuse Me" y "Hard Times".
"Slow Hand", como se lo apodaba también, además de mostrar el material de su nuevo disco mostró sus clásicos de siempre, muchos de los que los presentes teníamos ganas de escuchar en vivo.
"Cocaine" sonó aquella noche y la una modificación en la letra disparando un "Dirty cocaine" en el estribillo, que daba cuenta de la superación del músico a sus viejas adicciones.
Entre estrenos y sus hits, Clapton se tocó todo y con una banda que lo secundaba a la perfección. Ray Cooper, percusionista del grupo, mostró sus dotes de showman agitando los parches y hasta improvisando palabras en castellano para hacer jugar a la multitud.
Clapton habla poco y nada en los shows y tampoco se mueve demasiado, apenas para intercambiar alguna mirada con sus músicos. Esa noche no fue la excepción y el tipo se encargó solo de su hacer sonar como nadie a su Fender Stratocarter, de cantar afinado y de no caer en actitudes demagógicas, como de andar la bandera o la camiseta de cada país en el toca.
Clapton cumplió y hasta superó las expectativas previas con su enorme recital, que se llevó un aprobado del público y de la prensa especializada, dejando una imagen imborrable en ese show.
El paso del legendario guitarrista por estas tierras tendría sus coletazos semanas más tarde cuando algunos paparazzis lo descubrieron nuevamente de incógnito en nuestro país, a raíz de un romance que vivió con una mujer argentina.
El romance fue con un joven mesera oriunda de Bragado que trabajaba en un restorán porteño. Más de uno quería que la cosa se prolongue para que el guitarrista alargue su estadía en el país, pero ese amorío fue efímero.
Clapton regresó un par de veces más a la Argentina, brindado sus clásicos shows sin fisuras y con enorme profesionalismo, pero siempre se recordará a la primera llega del Dios de las seis cuerdas al país.