Un viaje al pasado: cuando Albertina era la última estación del tranvía
HISTORIA LOCAL. Hacia principios del siglo pasado era un territorio virgen y un camino obligado para ir al matadero. La gente iba los domingos a pasar un día de campo.
Como muchos de ustedes, queridos amigos de La Unión, soy vecino de Lomas de Zamora y trabajo en la Ciudad de Buenos Aires. Sabrán mejor que yo la odisea en la que se puede convertir moverse desde nuestras casas hasta la Capital. Si bien tengo la suerte de poder usar todas las tardes el auto para ir a la radio, muchas veces la avenida Hipólito Yrigoyen termina transformando esa ventaja en un dolor de cabeza.
Por eso busco caminos alternativos. Uno, por supuesto, es el camino Presidente Juan Domingo Perón, más conocido como Camino Negro. Esa ruta pasa por varias localidades de nuestro partido, todas las cuales tienen una rica historia para repasar. Hoy elegí contarles la de Villa Albertina. ¿Me acompañan?
La actual avenida Santa Fe y su continuación, general Frías, ahora pobladas con viviendas y comercios en todo su recorrido, eran hacia principios del siglo pasado un territorio virgen, adornado apenas con unas pocas casas. Ese trayecto era el camino obligado del paso de hacienda rumbo al viejo matadero de la zona. De allí, claro, nació la antigua denominación de la calle de las Tropas. El trayecto doblaba en la calle Las Heras y los jinetes atravesaban el pueblo este a oeste, gritando sin parar para calmar y ordenar a las vacas.
En ese entonces, al pararse en el techo de cualquier casa ubicada en el centro de Lomas, uno podría haber perdido su vista en el horizonte sin que interfiriera ninguna construcción. Sólo la silueta de la iglesia Nuestra Señora de la Paz, en la actual Plaza Grigera, se recortaba en la panorámica. Luego, todo campo.
El viejo tranvía salía de la estación de trenes por la calle Gorriti hasta Sarmiento y su continuación Manuel Castro hasta Sáenz. Luego giraba en San Martín y cruzando bocacalles pasaba por la Escuela Nº14, que también era llamada la escuela Ombrino, ya que tanto su directora como tres maestras eran hermanas con ese apellido. Después tomaba la calle Castelli para internarse por los campos de quintas.
Villa Albertina era en ese entonces el punto final del recorrido. A diferencia de épocas actuales, la localidad estaba muy despoblada. Por aquellos años, Albertina tenía apenas un destacamento policial, una escuela, una canchita de fútbol del club Mariano Moreno y una oficina de correos. Era durante los fines de semana, especialmente los domingos, cuando la villa se mostraba en todo su esplendor. Es que los vecinos de Lomas se iban para el oeste y visitaban la zona para hacer un verdadero paseo campestre.
Con los años, Albertina se fue loteando y poblando, hasta llegar hoy en día a ser uno de los barrios más habitados de nuestro querido partido. Ahora sí, amigos, me despido hasta la semana que viene. ¡Nos vemos!